A 24 años después, el recuerdo de Las Colinas debe ser un llamado urgente a la acción, para que ninguna comunidad salvadoreña vuelva a enfrentar un desastre evitable.
La toma de posesión de Nicolás Maduro, pese al monumental fraude electoral, no debe ser vista como el fin de la esperanza, sino como un recordatorio de que la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela sigue vigente.
El Salvador tiene la oportunidad de consolidar los avances logrados en los últimos años y abordar sus desafíos estructurales con visión de largo plazo.