Miami ha sido la sede del encuentro anual de la Unión de Partidos Latinoamericano, UPLA, una organización de partidos y movimientos políticos de derecha y centroderecha de América, creada hace más de tres décadas con el objetivo de promover la libertad y la democracia en los países del hemisferio.



Según un documento que leí, “la organización reconoce la superior dignidad de la persona humana, en su libertad y en su destino trascendente. Los integrantes de la Unión de Partidos Latinoamericanos se adhieren a la democracia como forma de organización política y a la economía de mercado como instrumento productor de riqueza, desarrollo y bienestar de los pueblos”, nada más lejos de los extremos políticos y del populismo vergonzoso que confunde a nuestros electores.

Conocí de este encuentro por mis compañeros y amigos de lucha, Héctor Caraballo dirigente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba y Orlando Gutiérrez, líder de la Asamblea de la Resistencia Cubana, organizaciones que forman parte de UPLA y que trabajan a favor del retorno a la democracia en Cuba de manera muy notable.
Una de mis primeras satisfacciones fue conocer la celebración de un evento latinoamericano en el que dos organizaciones radicalmente opuestas al totalitarismo castristas participarían con plenos derechos, y que los casos de Cuba y Venezuela se abordarían sin ninguna clase de concesiones, hecho que predica el lema de la conferencia,” Occidente frente a las amenazas globales”.



Por otra parte, me agradó en extremo una conferencia celebrada en la sede del Directorio Democrático Cubano que dirige Gutiérrez, la conferencia muy movida, contó con la presencia de miembros de la organización, en su mayoría jóvenes, que respondieron las preguntas de manera nada convencional y considero como un gran ejemplo esta respuesta a la pregunta de qué hacer con un electorado que está llevando al gobierno a políticos de la extrema izquierda, la esencia de la respuesta para este oidor “fue que no se había actuado correctamente, que las malas políticas habían causado desencanto en el electorado y que había que cambiar muchas actitudes y recetas para recuperarlo”.

Desde mi perspectiva UPLA tiene otras ventajas y es que no está dispuesta a hacer concesiones al discurso populista. Reconocer que no es una organización sin simpatías ni atracción a la izquierda política y admitir en su seno a entidades contrarias a los regímenes de Cuba y Venezuela, es mostrar un compromiso sin ambages de ninguna especie con la democracia.

Participé en la primera sesión del encuentro celebrado el pasado día 3 en un hotel de Miami. Repito, me llamó la atención la gran cantidad de personas jóvenes y el alto número de mujeres todos miembros de las 30 organizaciones políticas que integran OPLA procedentes de 20 países.

La primera ronda de esa sesión se dedicó a Cuba. Orlando Gutiérrez, Gelet Martínez Fragela de ADN Cuba y mi compañero de presidio y un baluarte en la lucha contra el totalitarismo, Luis Zúñiga Rey, hicieron una exposición que mostró al detalle lo que ha significado y significa para Cuba y los cubanos el vil gobierno que padece nuestro pueblo.

Los participantes escucharon las ponencias con interés y posteriormente se refirieron a la situación de Cuba y Venezuela como un problema serio del hemisferio que debería ser abordado por todas las personas comprometidas con la libertad y los derechos humanos, entre ellas una expresión que gusto mucho, “Tolerancia Cero con el castrismo.”
Otros aspectos tratados que aprecie, fue la gran importancia que le otorgaron a la elección de los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y al nombramiento del próximo secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, una instancia de suma importancia en el hemisferio, que, a mi entender, no se le presta la relevancia que merece.

Avanzada la tarde un panel me fue particularmente significativo, se titulaba “Nuevas generaciones de votantes y la comunicación de la centro derecha” los expositores, padre e hijo, demostraron con gran maestría lo vital que es no descuidar el mas insignificante de los aspectos de la política, porque todos son vitales.

Ahí terminó la conferencia para mí porque partí con mi gran amigo, Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, para el Museo América de la Diáspora Cubana, una magna obra de la que me comprometo escribir.