La principal causa de los accidentes viales en El Salvador ha sido, es y seguramente seguirá siendo la distracción al volante, principalmente por el uso del teléfono celular. Miles de salvadoreños han muerto porque al conductor (a) se le ocurrió hablar por celular o conectarse a las redes sociales para mensajear, ver un video (o fotografía) o navegar adictivamente, distrayéndose un instante efímero, suficiente para provocar una tragedia vial. Conducir un vehículo de cualquier tipo requiere concentración y suma responsabilidad porque de lo contrario se convierte en un arma letal.
Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONASEVI) desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2024, un total de 6,320 personas murieron en el país, víctimas de accidentes de tránsito. La mayoría peatones que murieron arrollados por conductores que usaban el celular mientras manejaban, que conducían a exceso de velocidad o que lo hacían bajo los efectos del alcoholismo o alguna droga.
A propósito, en su orden las tres principales causas de los siniestros viales son: Distracción al volante (usar el teléfono móvil, irrespetar las señales de tránsito y falta de concentración), exceso de velocidad (irresponsabilidad) y el consumo de bebidas embriagantes y drogas (conducción peligrosa y por ende delito penal).
Así como hay campaña con la intención de evitar el consumo de alcohol (si toma no maneje) hasta el punto de llegar a cero tolerancia, también debería de existir una campaña para evitar el uso del principal distractor mientras se conduce. El exceso de velocidad es fácil detectar, pero el uso de celular no. Hay conductores del transporte público que llevan los autobuses o microbuses llenos de pasajeros y en el trayecto van hablando por celular, mandando mensajes de texto o navegando libremente, frenando intempestivamente y parando y acelerando de manera arbitraria porque van desconcentrado. Algunos hasta se ponen audífonos para escuchar música y evitar los reclamos de los pasajeros.
En diciembre pasado la División de Tránsito de la Policía Nacional Civil (PNC) tenía un control de rutina en la autopista al aeropuerto, en el carril hacia la terminal aérea, frente a la Terminal del Sur. Ahí le hicieron señal de alto al sedán del Uber que me llevaba al aeropuerto, el cual no se detuvo pues por ir hablando con su novia por teléfonono se fijó y yo le advertí que le habían hecho señal. Los agentes avisaron al siguiente retén y ahí lo pararon. Al cuestionarlo el joven sin ningún remordimiento les dijo que venía hablando por una emergencia y que por eso no se percató del primer retén. Le pusieron una esquela y le permitieron que siguiera su camino. No había avanzado ni 100 metros cuando sacó el teléfono para marcarle a su novia y contarle con lujo de detalle lo ocurrido. Intervine y le dije que iba a reportar el incidente a la plataforma de Uber y me pidió de favor que no lo hiciera. Por supuesto que lo hice, sobretodo porque cuando hablaba con la novia se le acercó demasiado a un furgón cañero y casi nos salimos del carril hacia una hondonada.
La cantidad de accidentes en el país es asombrosa. Actualmente tenemos más de 1.75 millones de vehículos de todo tipo, incluyendo más de 500 mil motocicletas. Las principales arterias siempre pasan repletas de vehículos. Las calles y avenidas de las grandes ciudades lucen con tráfico congestionado a toda hora, desde la madrugada hasta el anochecer, ya no hay horas pico, porque todas los son. Es raro el momento en que el tráfico se relaja. El país requiere de conductores responsables, que respeten la señalización de tránsito y que manejen siempre a la defensiva respetando a los peatones, a los pasajeros, a los otros conductores, a ellos mismos y a sus seres queridos que se quedaron en casa.
El uso de teléfono celular y la navegación en redes sociales es una adicción que debe tratarse con ayuda profesional. Debemos aceptar que es un vicio que nos aliena, nos vuelve “sabelotodo” de puras “pendejadas”, fomenta el ostracismo social y nos hace establecer relaciones peligrosas, así como consumir antivalores y adoptar “despojos” de otras culturas y nos reduce nuestra capacidad de análisis e interpretación de la realidad. Aúnasí, el teléfono celular y las redes sociales son buenos si se saben utilizar. Acercan lo lejano, pero lastimosamente alejan lo cercano.
En el caso de los conductores, éstos no deben usar los teléfonos mientras manejan, mucho menos navegar en redes sociales, salvo verdaderas emergencias. Hablar para saludar a alguien no es una emergencia. Lo ideal es que, si surge una emergencia, hacerse a un lado en los hombros permitidos y solventar la situación.
Desde 2020 hasta 2024 hubo cerca de 90 mil accidentesviales y la mayoría de ellos causados por la distracción al volante, incluso más que la causa del exceso de velocidad y (léase bien) mucho más que los percances ocasionados por conductores bajo los efectos del alcohol o las drogas.
No se debe bajar la guardia contra los que conducen a exceso de velocidad o bajo efectos psicotrópicos (drogas y alcohol), pero se debe ser rígido con aquellos que en plena congestión o carretera van haciendo llamadas desde sus móviles y hasta se dan el “lujo” de ir navegando en redes, mensajeando y hasta grabando audios y videos. Si maneja no se distraiga, salve la vida de los demás y la suya.