En marzo de 2013 se instaló en un tribunal capitalino el primer juicio por el delito de feminicidio ocurrido un año antes. Este delito fue considerado luego de una forma penal en 2012 que dio paso a la Ley Especial para una Vida de Violencia contra las Mujeres, la cual aumentaba hasta 50 años tal delito que solo puede ser cometido por hombres en perjuicio de mujeres, cuando para el cometimiento del crimen media el odio de género. Independientemente del resultado de la vista pública el proceso fue histórico al ser el primer proceso por feminicidio llevado a juicio.



Obviamente feminicidios siempre hubo en el país, pero tales hechos siempre fueron calificados como homicidios (simples o agravados dependiendo de las circunstancias). Desde marzo de 2913 hasta la fecha cientos de casos de feminicidios han sido procesados y muchos han concluido con sendas penas de 50 años de prisión. Un alto porcentaje de feminicidios han sido cometidos por sujetos bajo los efectos de las bebidas embriagantes o en casos donde había relaciones de maltrato familiar.

Esta semana el Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres, de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA)m reportó que en lo que va del años en el país ha habido 36 feminicidios 17 (47%) de los cuales habrían sido cometidos por parejas o exparejas de la víctima. Cuatro de los femicidios fueron atribuidos a hombres que tenían algún tipo de confianza con la victimaria y 15 por otros tipos de agresores.



En casi el cien por ciento de estos casos los principales sospechosos ya están detenidos. Incluso muchos fueron capturados en el período de flagrancia por lo que se encuentran a la espera de un juicio donde se determinará su inocencia o culpabilidad. De ser encontrados culpables le esperan hasta 50 años de prisión a cada uno.

Algunos de esos acusados de feminicidio actuaron bajo los efectos de bebidas alcohólicas. Probablemente en estado de sobriedad no hubieran perdido la cordura por lo tanto no le hubieran quitado la vida a su víctima, algunas de la cuales fueron asesinadas con saña. Varias mujeres fueron ultrajadas, golpeadas salvajemente y luego asesinadas con arma de fuego o arma blanca.

Ninguna mujer merece ser maltratada de ninguna forma por nadie. El maltrato familiar lleva a las agresiones físicas hasta desembocar en feminicidios. Toda mujer que se siente agredida por su pareja o por cualquier hombre debe denunciar ante las autoridades o instituciones respectivas. No deben callar ni por temor ni por amor. Sus hijos las prefieren vivas y antes que muertas. Una denuncia a tiempo puede salvar vidas. En la actualidad existe el marco legal que permite proteger a las mujeres y a sus hijos, incluso al agresor, pues el sistema judicial les puede brindar ayuda para dejar un lado esas sensaciones torpes o complejos de superioridad que lo llevan a maltratar a su familia y a las mujeres.

La Fiscalía General de la República, la Procuraduría General de la República, la Policía Nacional Civil, los Juzgados y muchas instituciones y organizaciones no gubernamentales más son captadoras de denuncias y tienen facultad de actuación de inmediato. Es una forma de evitar muchos casos de maltrato, algunos de los cuales terminan en feminicidios que arrastran orfandad, enemistades, rencores, deseos de venganza y otras consecuencias negativas.

Es verdad que los feminicidios han disminuidos desde 1999 hasta 2024, pero lo ideal es que ni un mujer más asesinada por motivos de odio de genero o en el contexto de la violencia intrafamiliar. En 2009, en pleno auge del accionar pandilleril, el país registró la ingrata cantidad de 592 femicidios, muchos de esos crímenes fueron atribuidos a los “desalmados pandilleros” que cometieron esos asesinatos con sevicia o lujo de barbarie.

Ojalá que en lo que resta del año no haya ni un feminicidio más, para ellos se debe potenciar el llamado a la conciencia para que las mujeres no callen las agresiones. Ellas deben saber que no están solas, que cuentan con un marco legal que las protege, con un sistema institucional dispuesto para ayudarles y con organismos que están prestos para brindarles ayuda.

El lunes pasado en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres el embajador de Estados Unidos en El Salvador, William Duncan, señaló que la violencia contra las mujeres no es un problema aislado, sino un barrera que dificulta su plena participación en todos los ámbitos de la sociedad. Ese mismo día el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, señaló que la epidemia de violencia contra las mujeres y las niñas avergüenza a la humildad.

Que cese toda forma de violencia contra las mujeres y que en El Salvador ya no haya más feminicidios.

Jaime Ulises Marinero es periodista