El turismo en El Salvador ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, consolidándose como uno de los sectores económicos más dinámicos del país. En 2023, el gasto turístico representó el 11% del PIB, un incremento significativo frente al 6.5% registrado en 2019. Ese mismo año, el país recibió 2.5 millones de visitantes, quienes permanecieron en promedio 11 días. Además, el sector generó 372,000 empleos, equivalentes al 14% del total nacional. Sin embargo, muchas microempresas aún no han logrado beneficiarse plenamente de esta expansión.



A pesar de las oportunidades que ofrece el turismo en servicios como alojamiento, transporte, gastronomía y productos artesanales, las microempresas enfrentan múltiples obstáculos que limitan su desarrollo. Entre los desafíos más comunes se encuentran la falta de capacidad de inversión, dificultades para acceder a financiamiento, baja productividad y escasa competitividad frente a empresas más grandes.

El impacto económico de la pandemia del COVID-19 sigue siendo un lastre para muchas de estas empresas. Según el informe El Estado de las MYPE 2024: La otra cara de la economía, elaborado por la Fundación de Apoyo Integral (FUSAI) y FLACSO El Salvador, más del 45% de las microempresas reportan una disminución en su clientela, mientras que más del 40% indican una caída en las ventas respecto a los niveles previos a la pandemia. Además, el 41% perciben una menor demanda de sus productos, y el 35% manifiestan que enfrentan una competencia creciente de empresas más grandes. A esto se suma que el 7.4% reportan dificultades para pagar sus créditos, mientras que un porcentaje similar enfrenta situaciones personales o familiares que afectan su desempeño.



Otro elemento relevante es el impacto del estado de excepción. Esta medida ha mejorado significativamente la seguridad y ha incentivado la llegada de turistas, pero también ha afectado a muchos microempresarios. Los desalojos de los centros históricos de las principales ciudades han obligado a varios de ellos a trasladarse a zonas menos favorables o, en algunos casos, a cerrar sus negocios definitivamente.

A pesar de estos obstáculos, la mayoría de losmicroempresarios mantienen una actitud optimista hacia el futuro. Confían en que sus negocios crecerán y reconocen la importancia de mejorar la calidad de sus productos y servicios para satisfacer las expectativas de un público internacional cada vez más exigente. Sin embargo, para aprovechar completamente el auge turístico, es necesario que reciban un apoyo más estructurado.

Un aspecto clave es la promoción turística internacional. Las campañas que destacan la mejora en seguridad y la riqueza cultural del país han sido efectivas, pero deben fortalecerse para atraer a más turistas. Paralelamente, es fundamental crear espacios en ferias turísticas y eventos nacionales e internacionales donde las microempresas puedan promocionar sus productos.

La capacitación en idiomas, especialmente inglés, es otro componente esencial para que los microempresarios puedan atender a turistas extranjeros de manera más eficiente. Además, mejorar la gestión empresarial, con un enfoque en mercadeo y promoción, aumentaría sus probabilidades de éxito en el mercado turístico.

El acceso a financiamiento sigue siendo un obstáculo crítico. Muchas microempresas cayeron en mora debido a la pandemia y la inflación alimentaria, por lo que es urgente implementar un programa de rescate financiero que les permita acceder nuevamente a crédito en condiciones competitivas.

La inversión en infraestructura también es prioritaria. La construcción de bahías seguras para agrupar a los microempresarios es una demanda constante, especialmente de aquellos que operan en las orillas de carreteras turísticas, expuestos a condiciones de alto riesgo. De igual forma, es esencial mejorar la calidad del servicio de internet en zonas turísticas, permitiendo a estas empresas operar de manera más eficiente y competir en mejores condiciones.

Por último, la diversificación de métodos de pago representa una oportunidad importante. Aunque la adopción del bitcoin ha sido limitada, fomentar otros medios de pago digitales facilitaría las transacciones para los turistas y beneficiaría directamente a las microempresas.

En conclusión, el turismo en El Salvador ofrece una plataforma sólida para el crecimiento económico, pero su impacto será limitado si las microempresas no logran superar las barreras actuales. Con el apoyo adecuado en áreas clave como financiamiento, infraestructura, capacitación y promoción, estas empresas podrían convertirse en protagonistas del desarrollo local, contribuyendo a la generación de empleo, la reducción de la pobreza y la preservación del patrimonio cultural del país.


William Pleites es director de FLACSO El Salvador