Cada quinquenio los gobiernos en turno incorporan nuevos planes de estudio. Tal parece que es una dinámica de prueba y error. Cada ministro de educación adecúa junto con su equipo nuevas ideas en lo educativo. En el 2022 se implementó Mi Nueva Escuela. Hasta el mismo nombre indica que todo cambiaría; sin embargo, con un presupuesto escaso en educación no llegaremos muy lejos.
Según el Censo 2024, se indagó aspectos que se deben analizar en educación, algunos datos son positivos y otros no son agradables. Lo positivo es que ha disminuido el analfabetismo. En el Gobierno de Sánchez Cerén se intensificó una campaña a nivel nacional. Muchos aprendieron a leer y escribir, hasta adultos mayores. El analfabetismo disminuyó del 17.8% en 2007 al 8.6% en 2024.
Según La Prensa Gráfica (3 de febrero de 2025), “entre los dos últimos censos (2007 y 2024), el analfabetismo bajó 6.6 puntos en 17 años, pero entre el censo de 1992 y el de 2007 hubo una reducción de 7.9 puntos en menos tiempo, es decir, 15 años”. El Programa de Alfabetización y Educación Básica de Adultos (PAEBA) que fue en los años 90 tuvo sus resultados positivos.
Con respecto a lo negativo, según el Censo 2024, el nivel de escolaridad de los salvadoreños es hasta el octavo grado. En otras estadísticas, los datos manifestaban que el grado de escolaridad era hasta séptimo grado. Esto significa que aumentó 1.8 grados desde el año 2007.
El censo refleja que hay una tasa baja de finalización, solamente el 82% de los niños cursan hasta noveno grado. El 18% no logra completar la educación básica. La causa se debe a la economía familiar, la pobreza, el desinterés de continuar estudiando, etc. Otro dato importante es que solamente el 33% de los niños finalizan noveno grado.
Con respecto a grados superiores como bachillerato o universidad, el 40 % de la población ha alcanzado al menos el nivel de bachillerato o estudios superiores. Un indicador que no sube es que de cada diez estudiantes solamente uno logra llegar a la universidad. Eso es preocupante. Si queremos un mejor país, se debe de poner más atención al rubro educativo.
Con la brecha de género en la alfabetización en El Salvador, los hombres alcanzan un 79% y las mujeres un 73%. Culturalmente, las mujeres, especialmente en el área rural, ya no siguen estudiando debido a ocupaciones en el hogar, se acompañan o se casan.
Con respecto a la curricula educativa, hubo cambios de parte del MINED en algunos programas de estudio. Una cosa es incorporar nuevos temas y otra es cambiarle el nombre a unas asignaturas, como las matemáticas.
Los indicadores no son agradables, El Salvador tuvo los últimos lugares en pruebas internacionales como PISA. Es de recordarlo, tal vez así el MINED se preocupa más en la calidad educativa. Con respecto a la prueba AVANZO, no se evidencia estadísticas de cómo salieron los alumnos en esa prueba. Esos indicadores son muy importantes de analizar.
Mientras tanto, lo preocupante es que el MINED ha cerrado 15 escuelas en el 2025. Eso es un indicador negativo. Quiere decir que automáticamente los estudiantes desertan al encontrar cerrados esos centros educativos.
En otro contexto, me interesó saber lo que expresó el profesor y escritor Manlio Argueta en una entrevista que le realizaron mis alumnos. Exhortó que en Suecia volvieron a utilizar libros; las tablets las dejaron en un segundo plano. En El Salvador se les dio una laptop a los estudiantes; sin embargo, hubo un atraso en algunos indicadores. Tal parece que la tecnología no funcionó óptimamente en las escuelas salvadoreñas. Hay programas que no todos cumplen su objetivo planeado.
Los indicadores muestran cómo está el sector educativo en El Salvador. Es importante ir midiendo en cada etapa escolar el comportamiento. Lo importante es que hay menos analfabetismo y los salvadoreños estudian hasta el octavo grado en promedio. Hay buenas noticias, pero hace falta mucho por avanzar en el sector educativo. En cada agenda educativa se deben analizar los indicadores.
• Fidel López Eguizábal, Docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv