En El Salvador durante el presente siglo se han incrementado el diseño y construcción de los denominados “redondeles” los cuales han sido creados según las diferentes autoridades para agilizar el tráfico, y en la década de los noventa existían en su lugar semáforos. Como muchas de las copias e imitaciones en nuestro país han sido tomadas de España, que el cuarto país con mayor número de redondeles en el mundo, pero considere sus dimensiones territoriales y sobre todo su nivel cultural y educativo.



En su momento fueron solución y novedad, ya que al eliminar esos semáforos se mejoró la movilidad y los tiempos de espera, pero el parque vehicular en el año 2000 era de aproximadamente 535,000 unidades en total en todas sus categorías y a septiembre 2024 sobrepasan el 1,839,500 vehículos y creciendo.

Los redondeles en el presente siglo han presentado otros inconvenientes como falta o ausencia de señalización vertical y horizontal, iluminación, campañas publicitarias masivas de cómo utilizar y hacer uso de los redondeles, como maniobrar, quien tiene derecho de vía según la legislación en El Salvador, como salir, como abandonar, reducir velocidad, ceder el paso, y otros detalles que lastimosamente no son normas de conducta en la mayoría de los automovilistas, ni se dispone de empatía.



La continuidad y la confianza son determinantes para una adecuada y optima circulación en los mismos, y estas son dos grandes debilidades en nuestros conductores, es mi opinión que este tipo de soluciones ya cumplieron su propósito ante el creciente parque vehicular, una falta de educación y cultura vial, y consideraciones antropológicas de nuestra sociedad como privilegiar la violencia ante diferencias o conflictos.

Y ante las consideraciones anteriores en los últimos meses se ha observado la instalación de semáforos en los principales redondeles y similares, y los que han sido activados y puestos en operación han demostrado convertir en un mayor problema esa apuesta, no se ha agilizado el tráfico. Y a esto agregue que en dichos puntos se asignan gestores de tránsito del VMT que confunden en muchos casos a los conductores, por que en muchos tramos del día no es necesario que brinden regulación, y lo que hacen es contrario al tráfico y carga vehicular del momento, y en muchas ocasiones en diferentes puntos se encuentran orientando a los conductores siguiendo las luces del semáforo. Lo cual además es un gasto de planilla todo el día y parte de la noche en algunas zonas.

En algunos redondeles incluso unos dan vía a unos conductores y al llegar 25 metros más adelante a la siguiente entrada los siguientes gestores lo detienen. No hay radios de comunicación, no hay un sistema de coordinación en un mismo redondel. Y los que pagan las consecuencias de estas malas coordinaciones técnicas con los conductores, usuarios del transporte público de pasajeros, y en ocasiones hasta peatones.

Los redondeles deben de efectuarse un análisis y diagnóstico sin ningún pasionismo, si es necesario quitar algunos se debería de hacer e instalar el nuevo sistema de semáforos que se han adquirido por parte del VMT y sobre los semáforos en los redondeles recomiendo que se reubiquen en otros puntos del denominado gran San Salvador y se desarrolle una mejora en la señalización vertical y horizontal, iluminación y es deseable que en los redondeles y puntos de semáforos se asigne personal especializado de la Policía Nacional Civil de la División de Tránsito Terrestre que además de su amplio y profesional trabajo las y los conductores les respetan por ser una autoridad policial.

Es pertinente preguntarse ¿por qué en los Estados Unidos de Norteamérica no se utilizan o se privilegian la construcción de redondeles con los niveles de respeto a la ley y el sistema eficiente de esquelas? porque ellos consideran que se rompen las premisas de la continuidad y confianza, y su uso es más decorativo, turístico, para alguna que otra estatua, solo se instalan donde el tráfico lo amerita luego de estudios de tráfico y su impacto. España y México tienden ya a eliminarlos de igual manera.