Ha habido una ola significativa de renuncias de médicos especialistas en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) desde diciembre de 2023, con estimaciones que oscilan entre 250 y 300 profesionales. Esta situación representa una verdadera crisis para la atención especializada dentro de la institución. Más del 90% de quienes han dejado el ISSS son especialistas y subespecialistas, entre ellos cardiólogos, urólogos, nefrólogos y endocrinólogos.
Aunque no existe una fuente oficial y actualizada que precise cuántas plazas de médicos especialistas tiene exactamente el ISSS —un hecho que refleja la falta de transparencia en nuestras instituciones públicas—, en términos generales se estima que el Seguro Social cuenta con “arriba de 1,700 profesionales entre especialistas, subespecialistas, médicos generales y de familia”. Esto significa que en menos de dos años, la institución ha perdido cerca del 20% de su recurso profesional.
El impacto es evidente: disminución de la capacidad instalada en áreas críticas, retrasos superiores a 5,000 citas solo en algunas regiones, y médicos generales asumiendo funciones especializadas para las que no están plenamente calificados. Especialidades como endocrinología, neurología, radio-oncología y uroginecología han quedado con muy pocos profesionales activos, comprometiendo la calidad y el acceso a los servicios. A ello se suma la sobrecarga de trabajo para quienes permanecen, lo que prolonga los tiempos de espera para la atención y el diagnostico oportuno.
Las principales causas señaladas para estas renuncias de personal profesional incluyen un ambiente laboral hostil, salarios poco competitivos, la falta de negociación del contrato colectivo, rumores de una posible fusión con el Ministerio de Salud y el hostigamiento por parte de algunas jefaturas.
¿Ante esta fuga de personal técnico, qué ha hecho el liderazgo del ISSS?
El ISSS no ha implementado medidas estructurales efectivas para retener a los médicos especialistas; por el contrario, la respuesta institucional ha sido limitada, mientras los sindicatos reportan falta de diálogo y ausencia de soluciones duraderas. El sindicato SIMETRISSS ha solicitado reuniones y audiencias con la dirección del ISSS para discutir alternativas de retención, pero hasta ahora no han recibido respuesta formal ni propuestas concretas de parte de las autoridades del Seguro Social.
A la fecha, no se han reportado campañas sistemáticas de retención basadas en incentivos económicos, reconocimiento profesional o flexibilización de cargas laborales. Esto coloca al ISSS en una situación de crisis de retención de especialistas, sin respuestas administrativas sólidas ni propuestas sustantivas para revertir la tendencia, lo que mantiene en vulnerabilidad a los servicios de atención especializada.
Si una organización no reacciona ante la pérdida del 20% de su personal técnico, puede inferirse que enfrenta un problema grave de gestión de talento y estrategia empresarial, comprometiendo su sostenibilidad operativa y financiera. En un escenario probable, la consecuencia sería una pérdida grave de productividad (30–50%), acompañada de una fuga masiva de talento y un riesgo real de insolvencia, fusión forzada o incluso cierre.
¿Es una “fusión forzada” o una privatización del sector salud lo que se busca?
El presidente del Colegio Médico, Iván Solano Leiva, junto a dirigentes sindicales, han planteado que la crisis en el ISSS —sumada a la falta de respuesta ante la fuga de especialistas, el cierre de unidades y el desabastecimiento— podría estar siendo promovida deliberadamente para justificar la privatización del sistema o la concesión de servicios a entidades privadas. La discusión parlamentaria sobre la nueva Ley de la Red Nacional de Hospitales ha encendido alertas, ya que varias organizaciones advierten que la normativa facilita el otorgamiento de concesiones y fragmenta el sistema, abriendo la puerta a una privatización encubierta.
Sindicatos de trabajadores de la salud y movimientos como SITRASALUD consideran que permitir el deterioro y la crisis institucional allana el camino para presentar la privatización como única solución viable para garantizar la atención especializada. Médicos y sindicalistas han detectado señales como la presencia de oficinas del Ministerio de Salud (MINSAL) dentro de instalaciones del ISSS y ciertas formas de tercerización como posibles preparativos hacia una integración, fusión o privatización.
Aunque el Ministerio de Salud niega oficialmente intenciones de privatización o fusión del ISSS con el MINSAL, reconoce cambios importantes encaminados a la integración hospitalaria. Sin embargo, analistas de prensa y organizaciones sociales advierten que la opacidad y la desinformación sobre los cambios normativos aumentan la desconfianza y la preocupación respecto a la privatización.
Indudablemente, la fuga de personal profesional, aunada a la inacción del ISSS para contrarrestarla, guía nuestra atención hacia razones potenciales y oscuras dentro de la institución gubernamental. Este es un debate activo sobre el rumbo del sistema de salud que debe ser clarificado con transparencia y responsabilidad.