Preámbulo. No podemos hoy en día sentirnos al menos aturdidos, los que tuvimos la fortuna de ser testigos del ambiente que se vivía a fines de los ochenta y principios de los noventas con la pacificación bélica de Centroamérica, así como los planes de paz y de desarrollo que culminaron para empezar a empezar con el Protocolo de Tegucigalpa, que planteó la idea del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Éste con su secretaria general (S.G. SICA) y sus subsistemas, el económico (SIECA), con su secretaría general de integración económica (SG SIECA), el ambiental Subsistema de la Integración Centroamericana en materia de Ambiente y Desarrollo (SISAD) con su órgano principal la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), el encargado de la educación y la cultura Subsistema Educativo de los Estados del Istmo Centroamericano (SEDUCA), cuyo principal órgano operativo es la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC/SICA) y finalmente el subsistema político que la propia SG SICA coordina, todos con su desarrollo sectorial. Tuvimos la ilusión de que, con un Protocolo de Tegucigalpa, flexible y realista, avanzaríamos hacia una mayor cooperación política al menos.
El Estado de la Región 2025 es crítico del estado del SICA. Menciona como hallazgos las siguientes deficiencias: Estancamiento institucional, déficit de transparencia y rendición de cuentas, persistencia de desigualdades y pobreza, así como retroceso democrático y “autocratización”.
Justificación. Países pequeños como los nuestros, deben tener clara la necesidad de desarrollar economías de escala, que solo con mayor volumen geográfico y demográfico se puede lograr. La Región SICA, compuesta por 8 países consta en cifras redondas de medio millón de kilómetros cuadrados y algo más de 50 millones de Habitantes.
El hablar de integración política, por la que los EEUU libraron una cuenta guerra en el Siglo XIX y los europeos luchan hoy en día por consolidarla como nación, es en Centroamérica una quimera.
Lo que conviene es el seguir promoviendo una visión estratégica, con la esperanza de que poco a poco vayan los países miembros estabilizándose internamente de acuerdo a los valores del SICA. Así, que vuelvan a visualizar la integración de la que el SICA es un andamiaje de mucho valor, como un camino facilitador y complementario de los esfuerzos nacionales, que es conveniente armonizarse con los que la economía de escala posible, favorece su implementen a nivel regional de SICA.
La integración posible.Lo que conviene es trabajar la integración posible, o sea, impulsar aquellas áreas de acción, donde los países vean valor y que no sean vistas como amenazas. Esto no quiere decir que la SG SICA por ejemplo, ha de desistir de promover en Centroamérica la consolidación “de la democracia y fortalecer las instituciones “sobre la base de la existencia de gobiernos electos por sufragio universal libre y secreto, y del irrestricto respeto a los DDHH”, dice el Protocolo de Tegucigalpa, que le encarga al SICA como “objetivo fundamental la realización de la integración de Centroamérica para constituirla como Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo.”
Fortalecimiento sistémico. Ergo, en esta etapa de un proceso que nunca ha de terminar, pues siempre hay espacio para mejorar, que la realidad permanentemente cambiante acentúa, la SG SICA, en congruencia con el mandato que reciba de la Reunión de Presidentes y el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, debería esmerarse en el marco de la integración posible de fortalecer el sistema, lo que incluye asegurar una gestión de “primer mundo”. Esmerarse en que las secretarías subsistémicas y sectoriales derivadas funcionen asertivamente, que se comuniquen entre sí para aprovechar el planteamiento sistémico, que se da cuando partes separadas, fundidas en un mismo propósito, funcionan como “un todo”.
Paralelamente, es fundamental trabajar el articulamiento con las instancias locales en cada punto del sistema, sin dejar de mantener en lugar de indiscutible privilegio, el asegurar la frecuencia mínima y operabilidad de todas las reuniones políticas de aquel, de la Reunión de Presidentes y Jefe de Estado de Belice para abajo, prestando especial importancia al Comité Consultivo, órgano de enlace con la sociedad civil regionalizada.
Grandes temas. Promover temas en que la economía de escala favorezca a todos. Son muchos los temas con potencial y ya algunos se trabajan, pero obviamente sin S.G SICA, andan desarticulados. Destaco algunos: el MERCOMUN, la joya especial del SIECA, que nunca ha dejado de funcionar y que da vida a la integración; seguir consolidándolo, ojalá con mayor visión hacia afuera. La seguridad. La temática de manejo ambiental y de conservación, que no conoce fronteras, al igual que la prevención y el manejo de desastres. La salud desde una perspectiva integral. La temática cultural y educativa, que nos debe unir más que separar. Los temas energéticos y de infraestructura que impulsen la integración. El turismo.
A nivel político, mantener el diálogo sin entrar en temas complejos que desagraden a los países; cada país debe encontrar su camino hacia los ideales del SICA. Una dimensión favorable es la coordinación hacia afuera en foros y el de la cooperación extra regional.
Duele que Nicaragua no haya podido suplir a su nacional el secretario general renunciante ante su gobierno. Se ha perdido mucho. Las ternas presentadas por el gobierno de Nicaragua, por una u otra razón, no han presentado candidaturas aceptables para todos los países. Nicaragua ha partido de una premisa errónea: el que los demás países están obligados a aceptar lo que se les proponga y no es así. Todos son responsables del nombramiento.
No quiero alargar este artículo. Quiero que sea leído; largo, no lo sería. Quizás lo más importante es apelar a las raíces comunes y la fraternidad centroamericana. Apelar a que prive la cordura y el sentido común para llevar adelante la agenda de la integración posible.
• Carlos Manuel Echeverría Esquivel, exembajador costarricense en El Salvador, fue miembro de la comisión preparatoria del SICA.