La semana pasada, un prestigioso programa de televisión entrevistó a líderes del Colegio Médico. Entre los diversos temas abordados, se mencionó de manera tangencial el rumor sobre una posible integración entre el MINSAL y el Seguro Social en la prestación de servicios de salud. Este tema, altamente controversial —aunque no tengo claro el motivo—, ha generado debate dentro del gremio médico. Se trata claramente de un rumor, aunque ampliamente difundido, que ha sido utilizado para criticar e influir negativamente en la opinión pública contra el gobierno actual, bajo el argumento de que dicha fusión conduciría a la privatización y, en consecuencia, a un aumento significativo en el costo de la atención médica en nuestro país. Desconozco cuál es el fundamento teórico o conceptual de este argumento, si es que existe alguno, o si simplemente se trata de una teoría conspirativa destinada a generar temor en la población.

¿Es la fusión ISSS-MINSAL realmente un factor conductivo a la privatización de la medicina en nuestro país?

En El Salvador, el sistema de salud está conformado por los sectores público y privado, cada uno desempeñando funciones distintas en términos de cobertura, acceso y calidad de la atención. En cuanto a cobertura, el sector público —integrado principalmente por el Ministerio de Salud (MINSAL), el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), y en menor medida los servicios de salud militar, magisterial y otros— proporciona una cobertura teórica estimada entre el 70% y 80% de la población (aproximadamente 60% a través del MINSAL y 20% por el ISSS).

Aunque estos servicios públicos no implican un costo directo para el usuario, suelen estar subfinanciados y presentan una alta demanda, lo que se traduce en sobrecarga, especialmente en áreas rurales. Esto genera tiempos de espera prolongados y frecuentes carencias de medicamentos o de atención médica especializada.

El sistema de salud privado en El Salvador actualmente ofrece cobertura médica a aproximadamente entre el 15% y el 20% de la población. No obstante, la mayoría de quienes acceden a este sector pertenecen a los estratos socioeconómicos con mayor capacidad adquisitiva y residen principalmente en áreas urbanas. En los últimos años, se ha observado un aumento sostenido en la utilización de servicios médicos privados, impulsado principalmente por las limitaciones del sistema público, como los largos tiempos de espera y la percepción de una menor calidad en la atención. No obstante, el acceso a la atención privada sigue estando restringido a quienes pueden costearla, lo que perpetúa una brecha significativa en la atención médica entre los distintos niveles socioeconómicos.

La tendencia de los costos en la medicina privada en El Salvador es claramente ascendente. Desde agosto de 2023, los precios relacionados con la salud han aumentado a un ritmo superior al promedio general de la economía, registrando una inflación interanual en el sector salud que llegó a ser más del triple de la media nacional en febrero de 2024. Este incremento afecta tanto a las consultas médicas —que oscilan entre $30 y $40 por cita con especialistas, sin incluir el costo adicional de los medicamentos— como a los procedimientos, hospitalizaciones y la adquisición de medicinas.

El fortalecimiento del sistema público continúa siendo una prioridad para reducir las desigualdades en el acceso, los resultados y la satisfacción de los usuarios. Aunque la sanidad privada sigue siendo una alternativa fundamental para quienes buscan atención médica rápida y especializada, los esfuerzos deben enfocarse en ampliar el acceso y mejorar la calidad del sistema público mediante la implementación de una cobertura sanitaria universal.

Una de las estrategias operativas adoptadas por países como Costa Rica, Uruguay, Chile, Brasil y el Reino Unido ha sido la desfragmentación del sistema público a través de la creación de un sistema único de salud, lo que ha permitido optimizar recursos, mejorar la coordinación y garantizar una atención más equitativa para toda la población.

¿Cuáles serian las ventajas y desventajas de una integración del MINSAL y el ISSS?

Entre las principales ventajas de esta integración destacan: una mayor cobertura y equidad en los servicios públicos de salud, un uso más eficiente de los recursos, acceso más sencillo para los pacientes, mejoras en la calidad de la atención, sostenibilidad financiera y avances significativos hacia la cobertura universal.

Sin embargo, también existen desventajas o desafíos importantes, como la posible resistencia institucional (debido a diferencias culturales y laborales, incluyendo la oposición de sindicatos), la complejidad en el financiamiento (por la existencia de diversas fuentes de recursos), el temor a una disminución en la calidad del servicio (especialmente entre los afiliados al ISSS, quienes podrían preocuparse por la pérdida de beneficios o una atención más lenta), barreras tecnológicas y los elevados costos iniciales que implica este proceso de integración.

¿Es razonable este miedo?

La integración tiene beneficios claros a largo plazo, especialmente en la eficiencia y equidad, pero enfrenta importantes obstáculos políticos, financieros, y técnicos. Una integración progresiva y por etapas (empezando por compras conjuntas o servicios especializados compartidos), complementado por un dialogo institucional y reformas legales, podría ser la vía mas realista.