Pasada la medianoche, me desperté súbitamente, angustiado e hiperventilando.
Incorporado en la cama, sentí un inmenso alivio al comprender que todo había sido una pesadilla.
Soñaba que, obsesionado con eliminar mi sobrepeso, decidía que la forma más efectiva y eficiente de lograrlo era amputándome ambas piernas.
En un quirófano, me cortaban ambos miembros inferiores.
En cuestión de minutos, mi peso corporal disminuía un 40 por ciento.
Efectivo y eficiente, sí, pero ¿cómo se vería afectada mi calidad de vida?
¿Cuál sería el costo de esta decisión en aras de la eficiencia?
Últimamente, hemos estado bombardeados de información referente a la nueva iniciativa de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, dentro del gobierno de Trump.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), oficialmente la Organización Temporal del Servicio DOGE de Estados Unidos, es una iniciativa de la segunda administración de Trump dirigida informalmente por Elon Musk.
Su propósito es llevar a cabo la agenda de Trump de recortes de gastos federales y desregulación, y, según la orden que lo estableció, "modernizar la tecnología y el software federales para maximizar la eficiencia y la productividad gubernamentales."
Treinta días después de iniciar actividades, un reporte divulgado de DOGE informo que había ahorrado 55 mil millones de dólares en gastos del gobierno federal, aunque un análisis externo reporto una inflación desmesurada de dicha cantidad y que en realidad el ahorro había sido de 8,600 millones de dólares.
La principal fuente de esta estrategia para mejorar la eficiencia ha sido, hasta el momento, el recorte de personal laborando en instituciones del gobierno federal.
Miles de personas en la Salud y Servicios Humanos (HHS) fueron despedidos esta semana sin mérito, advertencia, o una visión de cómo hacer que los sistemas funcionen mejor para los estadounidenses.
Según el rastreador de eficiencia, el DOGE sólo ha alcanzado el 2,75% de su objetivo.
Estos recortes son sólo el principio.
¿Es esta la estrategia adecuada para mejorar la eficiencia del gobierno federal?
La deuda externa de Estados Unidos ascendió a aproximadamente 25.9 billones de dólares en diciembre de 2023.
En 2024, la deuda pública de Estados Unidos alcanzó el 121% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que esta deuda superará el 130% a partir de 2028.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que el costo anual del servicio de la deuda estadounidense alcanzará los $870,000 millones de dólares en 2024.
Se proyecta que el gasto en el servicio de la deuda se dispare en la próxima década, representando un aumento del 132%, pasando de $658,000 millones de dólares anuales en 2023 a $1.527 billones en 2033.
Mejorar la eficiencia del gobierno federal es una necesidad urgente.
Sin embargo, surge la pregunta de si un recorte masivo de la fuerza laboral federal es el mejor camino para lograr un gobierno eficiente, y cuál sería el costo potencial de esta iniciativa.
Las ciencias económicas y sus expertos señalan que, si bien equilibrar el presupuesto es importante, la eficiencia trasciende este objetivo.
Se trata de mejorar estratégicamente los procesos, reforzar las infraestructuras y garantizar la sostenibilidad.
Descuidar estos aspectos conlleva un costo.
En el ámbito de la sanidad pública, por ejemplo, los recortes imprudentes pueden tener hoy un buen aspecto en el balance, pero a la larga pueden costar mucho más a los estadounidenses, tanto en dólares como en vidas.
Análisis económicos de costo-beneficio de algunas intervenciones de salud pública reportan que por cada dólar invertido en programas comunitarios de reducción de peso produce un rendimiento de 16.70 dólares;
Cada dólar invertido en modelos de atención colaborativa (tratamiento integrado de salud mental en entornos de atención primaria) produce un retorno de 6,50 dólares en ahorro sanitario y mejora de la productividad de los trabajadores.
De igual manera, solo en los Estados Unidos el programa de vacunas infantiles evita 42 mil muertes al año y ahorra 10,50 dólares por cada dólar invertido, lo que equivale a 22.2 billones de dólares de ahorro para los contribuyentes.
Reducir el peso del gobierno federal es urgente y necesario; creo que en estos momentos todos los ciudadanos de este país son conscientes de esta necesidad.
Sin embargo, intentar lograr esta reducción a través de la eliminación de la fuerza laboral me genera angustia y temor, tanto a nivel personal como profesional.
Es una sensación similar a la angustia que sentiría al perder mis piernas con el fin de disminuir rápidamente mi peso.