La capital salvadoreña, específicamente el Centro está cambiando. Aún no he ido a visitar la nueva fuente ni tampoco he entrado a ver la remodelación del Palacio Nacional. Sin embargo, es importante analizar cómo la historia se va escribiendo a través de sus personajes, de su arquitectura y leyendas. El Centro Histórico ha cambiado. De eso no hay duda.



En una ocasión le brindé protagonismo a La Dalia, escribí un artículo en donde hablé sobre ese bonito bar-restaurante. Lugar bohemio que fue visitado por personajes como Pedro Infante. Mientras el humo de cigarrillo se mezcla entre las tertulias, las bolas de billar suenan cuando chocan. Actualmente es visitado por extranjeros y salvadoreños. El Centro Histórico es para culturizarse y para transportarse en diferentes épocas.

A un costado han abierto un restaurante al estilo cubano Cha cha cha. Me agrada ver cómo se va transformando la urbe. Desde La Dalia acostumbraba ver los bailes que hacía Yajaira y demás bailarines. Todo eso quedó en pasado. Los grupos musicales tuvieron que irse a otro lugar para ganarse la vida. Así, los bailarines “La Santaneca”, “Las diablitas”, “El catrín”, “El pipiripao”, “La floreadita”, “Estelita”, La silviona”, “Miss Lady Plaza”, “Mamá Cata”, “El dulcero”, La doctora corazón”, “Don Armando”, La Trevi”, “Las chicas pop”, etc.
Los combos y bailarines marcaron un hito en la historia del Centro. Las discordias y por orden de la alcaldía, se acabaron esos shows.



Podríamos decir que el Centro de San Salvador es el ejemplo de lo que El Salvador ha cambiado. Ya no tenemos el cáncer de las pandillas. Ya hay paz y en el Centro. Antes, los valientes eran los que iban a pasear.

Anteriormente, deambulaban personas que asaltaban, en las bancas del parque Libertad se veían a mujeres que ofrecían su cuerpo por unos cuantos centavos. Actualmente, muchas cosas han cambiado. Hay restaurantes de todo tipo y para variados gustos. Eso sí, ya no se ven ventas como antes. Los que eran comerciantes informales han perdido la oportunidad de hacer negocio. Ya no encontramos fácilmente un café barato con pan. En la actualidad hay que ir a una cafetería en donde todo es de costo alto. Pareciera que son lugares para personas de clase media para arriba o para los que les dicen la “diáspora”.

Nunca conocí el famoso café Nápoles, dicen que era un lugar en donde llegaban escritores, poetas. Eso sí, en una ocasión, con el poeta Tony Alemán, presentamos los libros en el café “Luz Negra”. Fue una excelente experiencia. El poeta y gestor cultural entrevistó a seis escritores que llegaron con sus libros, quienes habían participado en un concurso literario.

Con la construcción de la nueva Biblioteca Nacional BINAES, la arquitectura cambió. Además, construyeron un jardín con una fuente, en ese lugar ha quedado una pequeña estructura. Ese lugar perteneció a David J. Guzmán, escritor de la oración a la bandera salvadoreña.

Hace unos cinco años atrás, se pensaba en ir al centro, uno se imaginaba ser asaltado. Ahora, todo cambió. Actualmente, han querido cambiar la arquitectura y el tipo de gente que lo visita. Dicen que el “casco viejo” de cada ciudad siempre se debe visitar. En cada país, hay un centro histórico que encierra mucha historia.

En el Centro de San Salvador se puede visitar un museo de la moneda, la Catedral de San Salvador, el Palacio Nacional, la iglesia El Rosario, el Portal La Dalia, Teatro Nacional, etc. El centro va cambiando, su arquitectura, el tipo de actividades culturales y artísticas ha cambiado. Lo importante es que haya un lugar de esparcimiento para el pueblo salvadoreño. Una tarde de domingo se disfruta de la Banda El Salvador, de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, de una obra teatral, etc.

La historia de El Salvador está muy arraigada en el Centro Histórico; ya que, hasta en ese lugar, vivieron expresidentes y familias con altas posibilidades económicas. La historia fue cambiando y esas familias se afincaron en otras colonias de renombre. Caminar en familia o en solitario por el centro es una experiencia en donde se disfruta de un ambiente agradable, de una gastronomía variada, estatuas vivientes, cantantes y otras diversiones. ¡Vamos, hay que conocer lo nuestro!

Fidel López Eguizábal, Docente investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv