Desde esta columna hemos desarrollado el análisis y presentación de evidencia de la estrategia de la administración del presidente Nayib Bukele y su gabinete de seguridad observa sobre el denominado Plan Control Territorial y desde el 27 de marzo 2022 del Régimen de excepción. Así como de las transformaciones sociales con rigor y objetividad, el actual panorama de seguridad en El Salvador, y la cifra impactante de más de 87,100 registros de pandilleros capturados y colaboradores, nos exige un análisis profundo.
Es innegable que esta estrategia ha logrado una reducción histórica de la violencia homicida y ha devuelto una sensación de tranquilidad a muchas comunidades que vivieron bajo el yugo de las pandillas. Sin embargo, como criminólogo, nuestra labor es ir más allá de la superficie y ponderar las implicaciones a largo plazo de esta política.
La criminología siempre ha debatido el equilibrio entre el control social formal (la aplicación de la ley, la policía, las cárceles) y el control social informal (la cohesión comunitaria, los valores, la familia). El Régimen de Excepción representa una aplicación extrema y masiva del control formal. Al suspender algunas garantías constitucionales y permitir detenciones masivas, el Estado ha enviado un mensaje inequívoco de "tolerancia cero" a las pandillas, logrando desarticular redes criminales que antes parecían intocables. La cifra de más de 87,100 registros de capturas es una magnitud sin precedentes que refleja la escala de la operación.
Desde la Teoría de la Disuasión, la masividad de las capturas y la severidad de las penas pueden haber generado un efecto inhibitorio sobre la actividad pandilleril. La percepción de un alto riesgo de ser detenido y la certeza del castigo actúan como poderosos desincentivos para la comisión de delitos. Barrios y comunidades enteras, antes controlados por pandillas, han experimentado una liberación tangible, permitiendo a la población recuperar espacios y actividades cotidianas que les habían sido arrebatados. Este es un triunfo para la victimología, al reducir drásticamente la victimización directa e indirecta de miles de salvadoreños. Esta es la mayoría de la población.
El régimen de excepción se ha prolongado por cuarenta ocasiones, y esta última prorroga estará vigente hasta el 3 de agosto del 2025 con la limitación de tres garantías constitucionales, en medio de la captura de 48 personas relacionadas y vinculadas con una estructura criminal juvenil estudiantil donde hay mayores de edad y algunos adolescentes. Quiere decir que ni el penal del Cecot, ni las condiciones de encarcelamiento, ni el incremento de los plazos de la detención provisional fue disuasivo por que pensaron que no los capturarían y que el gabinete de seguridad no los podría identificar, capturas y presentar ante la justicia, error, el control social formal si funciona ahora. Esta es una minoría que piensa continuar con estilo de vida criminal.
El promedio de violencia homicida para los primeros seis meses del año se registra con 0.2 homicidios diarios, y con la baja en delitos contra la vida y el patrimonio. Se ha desmontado una estructura de una pandilla juvenil estudiantil y espero que este caso haga que muchos padres de familia asuman su papel y responsabilidad con sus adolescentes y jóvenes, antes que sea tarde y estén frente a un tribunal.
En conclusión, la reducción de la violencia y las capturas masivas bajo el Régimen de Excepción en El Salvador son hechos innegables que han brindado un alivio significativo a la población y le ha dado el tiempo a la FGR y PNC de presentar los requerimientos ante los tribunales especializados. Desde una perspectiva criminológica, necesitamos avanzar y apoyar como sociedad los diferentes programas de educación del MINEDUCYT, el programa MI NUEVA ESCUELA, Política Nacional Crecer Juntos, Programa de becas del programa presidencial de la dirección de integración, los CUBOS y la reconstrucción del tejido social de la Fase II del Plan Control Territorial entre otros.
El desafío actual es transformar la efectividad de la tolerancia, en la reconstrucción de nuestra sociedad y en la prevención integral de la violencia, una cultura de paz y sana convivencia, resolución alterna de conflictos y la mediación. Solo así este capítulo de nuestra historia será verdaderamente un ejemplo de éxito duradero. Es posible con la bendición de Dios, programas del Estado y la participación ciudadana
*Por Ricardo Sosa, Doctor y máster en Criminologia
@jricardososa