Luis Amaya, director de Protección Civil, dijo en la entrevista de Frente a Frente que junio será un mes bastante lluvioso y recordó que para julio se espera el desarrollo de una canícula en El Salvador.
"Hay condiciones que pueden ser fluctuantes, pero todo apunta a que vamos a tener un período lluvioso bastante intenso", puntualizó Amaya.
El invierno inició oficialmente el 21 de mayo pasado en algunos puntos del país, mientras que el resto del territorio permanecía en transición.
Amaya dijo que agosto y septiembre tienden a ser los meses más copiosos del invierno, por lo que es necesario prestar atención en las zonas en donde se generen las mayores acumulaciones de lluvia en los próximos dos meses.
Dependiendo de la tendencia, Protección Civil evaluará la actualización de algunos lugares que son frecuentemente afectados por las lluvias.
Zonas
El gobierno dijo que los departamentos del oriente han sido de los más perjudicados en los últimos años por las tormentas tropicales Julia y Pilar. La menor incidencia de estos fenómenos climáticos se observa en los departamentos de Ahuachapán, Sonsonate, Santa Ana, Chalatenango y Cabañas, puntualizó Amaya.
"Pero lo que ahora vemos en los siguientes tres meses es al menos un mes muy lluvioso en junio. Hay que pensar que toda la lluvia que ahora pudiera precipitarse lo que va a provocar es suelos saturados", indicó el funcionario.
El director de Protección Civil dijo que la lluvia podría provocar una mayor probabilidad de movimientos de laderas así como inundaciones, principalmente en la zona costera.
La institución recordó que de junio a noviembre las lluvias tienden a concentrarse en las cadenas montañosas, por lo que el peligro de movimientos de laderas incrementa.
Albergues
El gobierno mantiene 180 albergues equipados a nivel nacional, de los cuales 14 se encuentran solo en el departamento de Ahuachapán.
Amaya dijo que los albergues están dispuestos para utilizarse en el tiempo que sea necesario pero que, en promedio, las familias se quedan en estos lugares no más de 10 días.
La excepción de la estadía se da cuando las personas pierden sus vivienda, por lo que tienden a permanecer hasta dos meses en las instalaciones en la espera de alternativas temporales o definitivas para habitar.