A sus 102 años la exministra de Salud y exrectora de la Universidad de El Salvador (UES) invita a las nuevas generaciones a "sacarle el jugo a la vida" y, a las mujeres, a ser realmente conscientes de que tienen una gran capacidad.
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En la entrevista nos cuenta con humor la resistencia que vivió en su familia cuando de escondidas solicitó su inscripción en el Instituto Nacional Francisco Menéndez (Inframen) y fue venciendo la resistencia familiar ante las constantes felicitaciones que recibían por su logro.
Aunque tenga múltiples reconocimientos por éxitos profesionales y académicos, María Isabel Rodríguez no se los atribuye, sino que agradece a múltiples compañeros de trabajo por haberle enseñado y haberla hecho producir. La académica cree que la educación debe ser la apuesta número uno de El Salvador y sugiere analizar especialmente la situación de la UES para fortalecerla.
Gracias por darnos esta entrevista a sus 102 años casi, ya el 5 de noviembre.
Ya casi llego a los 102. Espero llegar, son pocos los días que faltan (ríe).
¿Cómo se siente?
Pues, lo grave de esta persona es que nunca ha sentido los años que tiene. Eso es lo grave. Cuando me empezaron a hablar de que iba a cumplir los 100 años, yo misma no lo creía. No me he ubicado que el tiempo ha pasado sobre mis hombros (ríe).
¿Qué es lo que más ha disfrutado de esta vida?
Quizás no la sabría contestar. Quizás le sabría decir que estoy satisfecha de lo que la vida me ha dado y, por eso, mi canción favorita llegó a ser Gracias a la vida, porque en realidad yo no anduve buscándola, me llegó. Por eso, cuando me hacen esa pregunta, le contestaría con que la vida misma me ha ido encontrando a mí y estoy satisfecha con ese encuentro.
¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de hombres y mujeres en El Salvador?
Quizás el mensaje más importante para estar satisfecho en la vida es saberla aprovechar pero fundamentalmente trabajen con especial, yo diría, profundidad, agrado, yo diría: sáquenle jugo a la vida, eso diría yo. Cuando a mí me dicen qué le pido a las mujeres, yo diría que se formen y trabajen mucho responsablemente. Creo que en esa forma se va poco a poco aminorando la distancia que falsamente se ha creado entre lo que puede hacer el hombre y la mujer, podemos hacer mucho. Debemos estar convencidas de que también las mujeres podemos y que no es una competencia entre géneros, es que cada género puede y la mujer en particular nunca debe sentirse en inferioridad o en incapacidad de alcanzar lo que un hombre ha alcanzado. Yo digo que aprovechemos lo que la vida nos da y particularmente nosotros debemos darle gracias a la vida que nos ha dado la oportunidad de formarnos, estudiando, trabajando y esa oportunidad no la tiene todo el mundo.
¿Cuál ha sido su sueño mayor cumplido?
Pues, quizás el sueño se ha cumplido. En la vida hemos ido alcanzando, me dicen a mí éxitos o algo así, encontrándole respuestas a muchas cosas que en la vida nos hemos imaginado. Yo no le puedo decir esto es lo mejor que yo he hecho, ni voy a decir que algunas realizaciones que se me atribuyen son producto solo de mi trabajo, son producto de mi persona pero en conjunción con mis compañeros de trabajo. Desde muy tempranamente yo pienso que he tenido una suerte muy grande, trabajar con personas que han hecho crecer mi pensamiento, que me han hecho producir, es decir, cualquier campo de trabajo en el que he estado envuelta no solo he estado yo, han estado muchos compañeros que podría decir que son mi inspiración también.
De modo que no me puedo atribuir resultados, éxitos, a mí misma es producto de la gente, de los grupos con quienes yo he trabajado y mi satisfacción más grande es haber ayudado a formar esa gente que a su vez creo me ha formado a mí.
¿Qué la impulsó a usted, porque tenía bastantes obstáculos, ser de las únicas mujeres graduadas en Medicina?
Yo creo que las mujeres en general hemos tenido Yo pienso y me alegra formar parte de esta generación y ver crecer otras generaciones que tienen éxitos, no hay duda que hay un cambio sustancial en la forma de tener acceso la mujer a muchos campos porque lo interesante de la evolución mía, que le pasó a muchas mujeres, es que es la propia familia la que piensa 'pero si esa es una profesión para hombres, ¿cómo vas a meterte a competir con hombres?', esa es una frecuente posición de la familia. Incluso, yo creo que desde que nacemos, ya hay como una calificación. En El Salvador es interesante que cuando nace un niño se le dice 'se ganó la gallina' porque tuvo un niño varón, en México el puro se lo dan a la mamá, no así a la mujer, a la que le regalan chocolate.
¿Hay algo que usted siente que no cumplió?
Uno quisiera que todo fuera un éxito, uno quisiera que todas (las mujeres) alcanzaran la meta que se han trazado, pero me da la impresión que las mujeres hemos tenido, no todas, una aceptación de que tenemos una capacidad inferior al hombre en todas las realizaciones de la vida, no solo en las intelectuales, incluso en las materiales, que el hombre es más fuerte, a veces es cierto, pero la verdad es que la vida nos ha dado la oportunidad y a veces no la vemos, no la aprovechamos.
Las mujeres poco a poco están demostrando que sí pueden tener esa capacidad de competir para las mejores posiciones, pero sobre todo no es cierto que estemos en una condición de inferioridad como aparentamos y aceptamos a veces serlo, porque eso es lo grave.
Yo lo he vivido y lo he vivido a lo largo de mis años de estudio, incluso de mis compañeros. Siempre recordaré que en ocasiones yo tuve experiencias un poco dolorosas porque nunca me imaginé que yo no iba a aparecer en fotografías y recuerdos cuando uno se bachillera, a mí me tocó vivirla porque mis compañeros me castigaron porque siendo la única mujer del curso no compartió una posición que ellos tenían contra los profesores de alto nivel que teníamos en nuestro programa.
Y yo siempre recordaré aquellas palabras de mis compañeros cuando les preguntaron por qué no apareció María Isabel: "¿Cómo vas a creer?, la única mujer se opone a la decisión de todos sus compañeros hombres, compitió contra los hombres". Eso nunca me lo perdonaron ellos, así en el día a día uno va sintiendo esa cosa de decir 'es mujer'. Pero las cosas están cambiando muy lentamente creo yo, yo creo que la mujer tiene capacidad y derecho a alcanzar las posiciones más altas.
¿Qué es lo más valioso de la vida que debería saber toda mujer en El Salvador?
Debe pensar que tiene capacidad y debe aprovechar las oportunidades al máximo. Yo creo que, si hay algo que la mujer debe saber, es que ella es capaz. Desde pequeña, no verlo como que el género es una condición de un ente superior y al hombre hay que enseñarlo a ver a la mujer como una persona capaz incluso de compartir con él muchas cosas que ahora se le niegan a la mujer.
Es interesante que le enseñemos a la mujer y al hombre, primero, a que la mujer tiene capacidad para formarse, para crecer, pero por otra parte puede no solo competir, trabajar junto al hombre, enseñarle a respetarse y a pensar que debemos respetar la contribución de la mujer, que no es menor a la del hombre.
Me tocó estar en desventaja al principio. En mi casa estuvieron en una lucha yo diría feroz contra mi decisión de entrar al Instituto Nacional a hacer la secundaria, era una institución según mi familia masculina y además militarizada pero recuerdo que, como yo hice la solicitud antes de consultar a la familia porque me imaginé que por ahí iba a estar la dificultad, cuando recibieron en mi casa la respuesta del Instituto que yo había sido aceptada con buenas notas, con una buena posición, para la familia fue un susto: "¿Y esto cuándo lo hiciste?, ¿cómo se te ocurrió?". Siempre recordaré: "¿Y es un instituto mixto? Ahí no van señoritas".
Para demostrarle que era un criterio compartido, era la propia familia que defendía la posición, todas mis primas eran niñas que habían ido a colegios de señoritas, el hecho de que yo llegara con el cuento de que iba a un instituto mixto y militarizado, una institución en ese momento de mucho peso, pero no pesaba eso en el criterio y la opinión de las familias. Alguien llegó a decir que, como yo era la más negrita y la más feíta (ríe), que por eso me aceptarían, muchas personas pensaban que eso era para que una persona se perdiera, compartir con hombres y militares, pero las cosas cambiaron, el Instituto siempre aparecía a la cabeza con buenos resultados y empezaron a aparecer parientes que respetaban mucho el Instituto y fueron convencido a la familia que qué bueno que yo había sido aceptado. Entonces, empezó la familia a ceder.
La mayoría de salvadoreños creen que la educación debería ser la apuesta número uno de El Salvador. ¿Qué piensa de esto?
Totalmente de acuerdo, me imagino que ustedes comparten esa posición. Lo grave es que, no se trata de comentarios de lo que está pasando o no está pasando en este momento en El Salvador, simplemente una observación expresada en el presupuesto por el país, se plantea que el presupuesto con más reducción es el de la Educación, no solo eso, Salud. Es algo que uno no entiende, hemos venido levantando la bandera de que hemos dado la prioridad durante todo el tiempo a la educación. Me imagino que un día va a haber una discusión sobre qué ha motivado en el país la caída de la prioridad de la educación. El presupuesto nacional es un buen indicador de la prioridad que el campo tiene.
La Universidad de El Salvador no está en sus mejores momentos. ¿Cómo fortalecer la educación superior pública o la Universidad de El Salvador?
Debería haber grupos dentro y fuera de la Universidad que estén analizando lo que ha pasado y haciendo propuestas para volver a buscarle caminos a la Universidad para que siga creciendo, desarrollándose, al más alto nivel, es decir, porque ahora lo que pasa es que se ha convertido la elección en la elección de ciertas personas, como que lo más importante es quién gana las votaciones, es el individuo, no las características de los individuos. No sé si los que están adentro están estudiando qué es lo que está pasando.