Monterrosa señala la existencia de cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Es importante resaltar que estas etapas no necesariamente siguen un orden preestablecido, y cada individuo puede experimentar el duelo de manera diferente.
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Además, Monterrosa explicó que las pérdidas surgen de diversas circunstancias, como muertes violentas, enfermedades, accidentes o situaciones gestacionales, y que cada tipo de pérdida incide en el proceso de duelo, y en la forma en que las personas enfrentan su dolor.
La especialista destacó que el duelo puede ser una experiencia catártica: “El duelo puede convertirse en su gran maestro, sanando, o en un enemigo que puede enfermar”.
Una gestión adecuada del duelo conduce a un proceso de crecimiento personal, mientras que una inadecuada puede desencadenar enfermedades físicas debido al malestar emocional.
En el proceso de duelo, el sistema inmunológico del organismo queda debilitado. Por lo tanto, muchas personas pueden ser vulnerables a enfermedades y a sensaciones de fatiga, entre otros signos.
Contar con una red de apoyo es crucial en el proceso de duelo. Estudios indican que las personas con redes de apoyo sólidas tienden a manejar mejor este proceso y a presentar menores niveles de ansiedad y depresión tras una pérdida. Este hallazgo resalta la importancia de buscar y ofrecer apoyo durante el proceso de duelo.
Monterrosa subraya la importancia de buscar apoyo durante este proceso, lo que facilita el reconocimiento y la adaptación. Cada etapa del duelo es válida, y el tiempo que cada persona necesita para sanar varía.
Monterrosa ofrece apoyo a pacientes en condición terminal y a sus familias, así como a quienes enfrentan distintas formas de pérdida.
