Una salvadoreña intersexual que tuvo que huir de El Salvador después de una golpiza, fue recibida por el papa Francisco el domingo en El Vaticano cuando recibió a un grupo de católicos transgénero e intersexuales en el Vaticano y escuchó sus historias de dolor, soledad y redención.

El grupo de 11 católicos transgénero e intersexuales fue recibido por el pontífice en una audiencia de casi 90 minutos en la residencia Santa Marta del Vaticano, cinco ofrecieron testimonios personales de sus experiencias viviendo o trabajando con individuos intersexuales y transgénero, entre ellos la salvadoreña Nicole Santamaria.

La salvadoreña se definió ante el pontífice como “una mujer con muchas identidades, porque soy hija, hermana, cuidadora, terapeuta, etc., pero sobre todo nací como una mujer indígena e intersexual” y sostuvo que “por esas identidades, me vi obligado a huir y me convertí en un inmigrante. Sí, mis identidades oscilan entre comunidades que históricamente se han hecho invisibles, perseguidas e incluso exterminadas”.

Santamaría relató al papa que nació exactamente el mismo día en que estalló la guerra civil en El Salvador, siéndonosla la tercera hija de una profesora y estudiante de sociología en la universidad.

“El pediatra aconsejó a mis padres que "arreglaran el defecto". Como había un clítoris alargado, reconstruyeron mis genitales para que pudieran tener un niño y fingir que no había pasado nada. Mi madre, dado el contexto social, encontró alivio en criar a un niño en lugar de a una niña en medio de una guerra”, relató Santamaría, según el testimonio publicado por el Ministerio New Ways, una iniciativa de divulgación católica que aboga por la inclusión de las personas LGBTQ+ en la iglesia y la sociedad.

New Ways, con sede en Maryland, Estados Unidos, es dirigido por la hermana Loretto Jeannine Gramick, cofundadora del ministerio, que ha estado abogando por la inclusión LGBTQ+ en la Iglesia Católica durante más de 50 años.

Según Santamaría, sufrió golpizas y maltratos de su padre y cuando tuvo su primer período. el director de la escuela jesuita a la que asistió le preguntó si sabía lo que me estaba pasando.

“No sabía cómo responder. Me dijo: "Sabes que los ángeles no son ni hombres ni mujeres. Solo sirven y alaban a Dios a través de sus actos de ayudar a los humanos. Cada vez que alguien te diga algo hiriente, recuerda que eres como un ángel. Tienes una misión en este mundo, alabar y servir a Dios y a tu prójimo". Sus palabras permanecieron en mi corazón, y aunque no sabía exactamente lo que le estaba pasando a mi cuerpo, sabía que era diferente de otros chicos y chicas”, relató Santamaría.

La salvadoreña emigró Costa Rica donde un endocrinólogo ordenó pruebas médicas y determinó que era una mujer hermafrodita.

“Resulta que tenía un útero, ovarios y un clítoris que intentaron hacer pasar como un pene. Hasta el día de hoy no sé qué procedimientos quirúrgicos me hicieron cuando era bebé”, le contó al Papa.

“La dejaron por muerta”

Santamaría huyó del país en 2015 tras sobrevivir a “un ataque salvaje a mi vida en el que me dejaron por muerta”.

Luego en 2019, mientras trabajaba para El/La Para TransLatinas, una organización que trabaja para personas Trans, Intersex y Gender Diverse, tuvo la oportunidad de acceder a una cirugía de "normalización vaginal", que incluía una histerectomía.

“Nací dentro de la fe católica. Fui bautizada como católica, y moriré en mi fe, cumpliendo el mandamiento ignaciano de "En todas las cosas, ama y sirve". En esta vida, Dios me puso al servicio de lo que se cree que es inexistente, de los despreciados, de los condenados, del misterio. El Gran Espíritu también se creó y se manifiesta en algunos de nuestros cuerpos. Como mujer intersexual o hermafrodita, me siento cerca de Dios, del amor de Dios, de la misericordia de Dios y del misterio de Dios”, dijo Santamaría.

New Ways

En el evento también rindieron su testimonio Michael Sennett, un hombre transgénero y miembro de la junta directiva del ministerio New Ways, así como el diácono Ray Dever, padre de una mujer transgénero adulta.

El Papa Francisco se reunió previamente con la hermana Gramick en el Vaticano en 2023 después de dos años de correspondencia escrita entre ellas a partir de 2021.

"Estoy agradecida al Papa Francisco por estar dispuesto a escuchar las experiencias de las personas intersexuales y transgénero", dijo la hermana Gramick.

"Es solo escuchando las historias de estos individuos, así como de los individuos que los cuidan y sobre ellos, que la Iglesia podrá escuchar completamente la voz del Espíritu Santo llamando a la comunidad católica a salir de las enseñanzas y prácticas antiguas y mal informadas", agregó la religiosa.

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La hermana Gramick anteriormente había sido investigada por los obispos de los Estados Unidos y por el Vaticano. En 1999, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, emitió un aviso prohibiendo a la hermana Gramick y al cofundador de New Ways, el padre Salvatoriano Robert Nugent, de un ministerio pastoral adicional a los homosexuales, diciendo que avanzaban posiciones "doctrinalmente inaceptables" "con respecto al mal intrínseco de los actos homosexuales y el trastorno objetivo de la inclinación homosexual".

Con la aprobación del Papa Francisco, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó en abril una declaración, "Dignidad Infinita" ("Dignidad Infinita"), que denunciaba la discriminación contra las personas LGBTQ+ y, en particular, situaciones en las que las personas son "encarceladas, torturadas e incluso privadas del bien de la vida únicamente por su orientación sexual".

Pero también condenó la "teoría de género" como "extremadamente peligrosa, ya que cancela las diferencias en su pretensión de hacer que todos sean iguales" y advirtió que las intervenciones de cambio de sexo corren el riesgo de "amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción".