El Ministerio de Salud (Minsal) confirmó esta semana los primeros tres casos de miasis por gusano barrenador en humanos, los cuales se detectaron entre el 11 y el 31 de mayo, aunque sin detallar la ubicación ni edad de los pacientes afectados, según su más reciente actualización del portal de vigilancia de enfermedades endémicas.
La enfermedad es provocada por la mosca Cochliomyia hominivorax, que deposita sus huevos en heridas abiertas o mucosas. Las larvas nacen y comienzan a alimentarse de tejido vivo. El gremio médico señaló que las personas expuestas a zonas rurales, como trabajadores agrícolas, ganaderos y veterinarios, están entre los más expuestos a esta infección.“Las personas con heridas sin tratar, laceraciones, úlceras o cirugías expuestas también corren un alto riesgo, sobre todo si se encuentran en zonas tropicales donde circula la mosca”, advirtió el Colegio Médico.
A esta lista de riesgo sumó a niños y adultos mayores, dado que tienen menos acceso a condiciones de higiene y atención médica inmediata.
La población con movilidad limitada o en situación de calle, al carecer de servicios básicos y asistencia médica, también podría ser más propensa a infestaciones, al igual que turistas en áreas afectadas que no tomen precauciones, como proteger heridas o usar repelente contra insectos.
El gremio recomendó mantener una higiene adecuada personal y del entorno, desinfectar cualquier herida y acudir al médico ante signos de infección. Asimismo, instó al uso de repelentes y la revisión frecuente de heridas para evitar el desarrollo de larvas.
El primer caso en ganado se confirmó el 13 de diciembre de 2024 por la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (COPEG), tras un brote detectado por el Ministerio de Agricultura. La plaga fue erradicada del país en los años noventa, pero reapareció en medio de una emergencia regional.
El Minsal activó protocolos especiales para tratar casos humanos. El tratamiento incluye la limpieza de heridas, extracción cuidadosa de larvas, uso de analgésicos como ibuprofeno y antibióticos tópicos como bacitracina y neomicina, además de verificar el estado de vacunación contra el tétano.
El protocolo también establece que una persona sospechosa puede presentar dolor localizado, enrojecimiento, picazón y secreción purulenta con presencia de larvas, especialmente si ha estado en contacto reciente con animales infectados.