En los últimos días, en TikTok se hicieron virales videos donde jóvenes maquillados como payasos en escenarios urbanos, mientras de fondo suena la canción “Ojitos mentirosos” de Tropicalísimo Apache.

Aunque para muchos se trata solo de otra tendencia más, su origen es interesante, ya que tiene sus raíces en el cine mexicano, específicamente en la película "Chicuarotes" (2019), dirigida por Gael García Bernal y disponible en Netflix.

Filmada en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, retrata de manera cruda la desigualdad social en un contexto golpeado por la pobreza y la falta de oportunidades en la Ciudad de México.

@cajitanegra Ojitos mentirosos, en Morelia Michoacán #morelia #mexico #ojitosmentirosos #vivamexico ♬ Ojitos Mentirosos – A Mover La Colita Cumbias

El maquillaje de payaso, presente en varias escenas de Chicuarotes, se convirtió en el elemento central de la tendencia. Los videos en TikTok muestran a jóvenes pintados, caminando con semblantes serios en barrios populares o zonas gentrificadas, reseña el diario mexicano El Universal.

El trasfondo conecta con el mensaje principal de la película: personas que ocultan dolor y frustración detrás de una máscara, mientras enfrentan entornos marcados por la pobreza y la desigualdad en México.

La elección de “Ojitos mentirosos” añade una capa de simbolismo: Aunque la canción lanzada en 1992 habla de desamor, en los videos virales funciona como contraste: rostros tristes frente a un ritmo alegre que, al unirse con la letra, refleja engaño, desencanto y vulnerabilidad.

@soynelsoncampos Ojitos mentirosos Pov: El Salvador 🇸🇻 #elsalvador🇸🇻 #ojitosmentirosos #trend #tendencia #centrohistorico ♬ sonido original – Caín Guzmán

Lo que empezó como un reto visual terminó convirtiéndose en una forma de protesta silenciosa, que ya contagió a tiktokers y creadores de contenido en otras ciudades, sin faltar San Salvador.

La historia de la película sigue a Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal), dos adolescentes que intentan sobrevivir en su comunidad realizando rutinas de payasos dentro del transporte público. Al ver que apenas les alcanza el dinero para un pan, comienzan a cometer asaltos y delitos menores con la esperanza de reunir lo suficiente para comprar una plaza en el sindicato de electricistas y dejar atrás la precariedad.