Con lágrimas en los ojos y ovacionado por más de 12,000 asistentes, Joaquín Sabina ofreció este domingo en Madrid el último concierto de su carrera musical, cerrando así la gira “Hola y adiós” con la que dice adiós a los escenarios tras más de cuatro décadas de trayectoria.

“El concierto más importante de mi vida”, así lo definió el propio artista, de 76 años, nacido en Úbeda, al dar las gracias por haber visto cómo sus canciones “se colaron en la memoria sentimental de varias generaciones”. Con voz quebrada y visiblemente emocionado, Sabina recordó que esta gira, que lo llevó por medio mundo con 71 conciertos y más de 700,000 entradas vendidas, ahora “ya se llama solo ‘adiós’”.

Durante más de dos horas de espectáculo en el Movistar Arena —escenario del incidente que sufrió en 2020 cuando cayó al foso—, el intérprete repasó 23 canciones emblemáticas de su carrera, incluyendo clásicos como Calle Melancolía, Yo me bajo en Atocha, Y nos dieron las diez y Princesa. Parte del repertorio fue interpretado por miembros de su banda, también visiblemente conmovidos.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando relató cómo nació El Bulevar de los sueños rotos, inspirada en una conversación con la legendaria cantante Chavela Vargas. “Me estaba regalando un verso maravilloso que merecía una canción”, explicó, antes de interpretar el tema con el público puesto en pie.

El álbum 19 días y 500 noches (1999) fue especialmente recordado con varios temas interpretados, entre ellos Una canción para la Magdalena, Ahora que…, Noches de boda y De purísima y oro. También sonaron joyas de su etapa noventera como Contigo, Y sin embargo y Tan joven y tan viejo, parte del disco Yo, mí, me, contigo (1996).

Entre los asistentes al recital de despedida estuvieron figuras de la política como Alberto Núñez Feijóo y Borja Sémper, además de reconocidos artistas como Ana Belén, Víctor Manuel, Dani Martín, Vanesa Martín, Fernando León de Aranoa, Ara Malikian, Manuel Carrasco, David Trueba y Clara Lago, según confirmó la organización.

Sabina anunció en julio de 2024 su retiro de los escenarios, decisión que no implica un retiro absoluto de su carrera artística. A lo largo de su vida, ha superado múltiples complicaciones de salud, incluyendo un infarto cerebral en 2001 y accidentes más recientes, como su caída durante un concierto en 2020 que lo llevó a la UCI y le dejó secuelas.

Pese a todo, su legado queda intacto. Con una voz ya rota, pero llena de gratitud, Joaquín Sabina bajó el telón por última vez, dejando atrás una carrera marcada por la poesía urbana, la bohemia y el corazón roto de generaciones enteras.