El cantautor salvadoreño-estadounidense Elías Arriaza creció entre las calles de Soyapango y la dura experiencia de la migración hacia el sueño americano. De niño recogía latas para sobrevivir, pero fue en medio de esa pobreza y dolor donde descubrió el poder de la música.

Hoy, con una carrera internacional y un álbum titulado “El Salvador”, asegura que su misión va más allá del escenario, es transmitir un mensaje de perdón, reconciliación y fe.

¿Muchas personas se identifican con tu historia de vida, ¿qué marcó este punto de inflexión?

Soy orgullosamente salvadoreño, nací aquí en San Salvador y crecí en Soyapango en una familia muy humilde, muy pobre, soy el tercero de cinco hermanos y a raíz de la guerra en la década de los 80, mi mamá se fue de la casa rumbo a Estados Unidos y creímos que la partida de mi mamá era para ayudarnos a salir del país. Yo tenía cinco años y fue difícil, fue duro. Ella nos prometió muchas cosas, pero nunca regresó. Se terminó divorciando de mi papá  y tuvimos un hogar disfuncional.

A raíz de la partida de mi mamá sufrimos mucho y tuvimos que ir huyendo de la guerra junto con mi papá y mi abuelita en 1989.  Cruzamos México y sufriendo mucha pobreza, escasez, no teníamos dinero, no teníamos nada.

Y logramos llegar a la frontera de Estados Unidos con México y literalmente cruzamos. Llegamos a Los Ángeles, California de manera indocumentada, como muchos salvadoreños y allá, nos enfrentamos con una realidad peor todavía. Porque mi papá no tenía trabajo, no teníamos dinero, no teníamos apartamento, no teníamos comida, ropa.

¿Cómo fue esa primera experiencia viviendo en Estados Unidos?

Vivimos más o menos como un año en las calles de Los Ángeles recogiendo latas, empujando una carreta del supermercado llenándolas de botellas para poderlas ir a vender y comprar una orden de papa fritas y sentarnos a comer con mis hermanos. Esa prácticamente fue mi niñez, pero en medio de esa situación, mi abuelita siempre nos inculcó agradecerle a Dios por todo, incluso una de las cosas que ella nos inculcó era: ‘oren por su mamá’, ella como que quería cuidar nuestro corazón del odio, del rencor. A pesar de eso, yo te soy muy honesto, yo odié a mi mamá por mucho tiempo. 

Mi abuelita nos llevó a una iglesia y fue la primera vez que tuve la oportunidad de cantar junto a mis hermanos en 1990. Esa experiencia me abrió la puerta a la música, descubrí que podía canalizar todo el sufrimiento que yo tenido a través del regalo de la música y más que era una música cristiana porque mi abuelita nos ponía a cantar en parques públicos y la gente nos hacía rueda y ese público eran trabajadores sexuales.

Antes de mudarse a Estados Unidos, ¿habían tenido algún acercamiento al arte en El Salvador?

Sí, recuerdo que mi papá nos ponía música y yo cantaba fuerte, agarraba un martillo como que era la guitarra y cualquier cosa y simulaba que era el micrófono. Mi papá dice que yo era el que cantaba más suerte, dando vueltas en la sala de la casa desde que tenía como un año de edad, la música siempre me cautivó, nací con esa pasión.

 

 

Luego vino la conformación del grupo y la carrera musical…

Sí, en esa iglesia, una persona nos escuchó cantar y quedó impactado. Le dijo a mi abuelita que nosotros teníamos el talento. Mi abuelita, sin querer, nos había enseñado a hacer primera voz, segunda voz, tercera voz, es decir armonía vocal pero nosotros no sabíamos qué era eso ni ella. Esa persona le dijo a mi papá: "Yo les quiero regalar la primera producción musical a sus hijos porque tienen un gran talento". Y en 1991 grabamos la primera producción musical, nos pusimos Grupo Israel y grabamos la primera producción.

Para nuestra sorpresa fue como el despliegue de nuestra carrera musical siendo niños. En 1992 grabamos una segunda producción y ya en el 94 una cuarta; Dios nos comenzó a levantar, él nos regaló un apartamento, un vehículo y hacíamos giras por todos los Estados Unidos.

¿Cómo tomaste esa experiencia dentro de la industria musical?

Obviamente para mí era un juego, yo no lo lograba dimensionar ni entender. Pero mi papá siempre me decía: "Elías, tú eres el líder de tus hermanos, tú eres el líder de grupo. En 1995, Dios por cuestiones de convicciones de mi papá y de mi abuelita regresamos a El Salvador.

¿Cuál fue la reacción de tus hermanos ante esta decisión?

Recuerdo que nos enojamos porque no queríamos dejarlo todo allá.

¿Cómo fue dejarlo todo y reiniciar lejos del reconocimiento que habían logrado?

Comenzar acá desde cero fue duro. Yo pagué mi universidad planchando en casas de amigos, siempre mis papás me enseñaron a trabajar, a luchar. Para mi sorpresa, yo seguía odiando a mi mamá, fue a la edad de 20 años que conocí al Señor Jesús como mi Señor y Salvador. Y lo conocí porque realmente ya no soportaba el odio. Yo intenté suicidarme, no le encontraba sentido a la vida, y solo Jesús pudo transformar mi corazón y pude perdonarla.

¿Cómo es tu relación con ella hoy en día?

Gracias a Dios ahora tengo una relación con mi mamá biológica. Ella vive en Estados Unidos y para mi sorpresa, años después recibí mi residencia en los Estados Unidos por medio de mi mamá y después mi ciudadanía. Le doy gracias a Dios porque cada una de mis canciones creo que reflejan esa convicción de esperanza, de amor, que no se basa en una religión. He estado cantando en Sudamérica, en México, Centroamérica, en Italia, en España, por todo Estados Unidos y me siento privilegiado de llevar este mensaje de amor, de perdón y de esperanza.

 

Hablemos de tu última producción musical…

Mi más reciente álbum se llama “El Salvador”, primero en honor a Jesús que me logró dar esa paz; pero también le puse ese titulo porque quería honrar a mi país. Quiero que el mundo, si compra mi disco, si ve mi disco, sepan que que hay un país pequeño, pero con un gran corazón para Dios y para la gente. Yo quiero quiero que la gente conozca mi país, porque somos gente luchadora, gente emprendedora, gente que ama, gente de valor, gente de bien.

¿Cuánto tiempo tardaron en producir este disco? 

Más o menos seis u ochos meses de mucho trabajo y ha requerido de mucho esfuerzo, mucho tiempo, mucho dinero. Lo producimos allá en Buenos Aires, Argentina con mi productor Silvano Vitale, un músico increíble. Contratamos algunas cuerdas de la Sinfónica de Buenos Aires para grabar algunos temas y 12 canciones son compuestas por mi persona, otras canciones las ha puesto mi papá, Naím Arriaza.

Es interesante cómo a través de tus canciones llevas ese ese mensaje de esperanza, ese mensaje de fe…

Exacto, fíjate de que tengo la bendición de que casi siempre que me invitan a cantar, me invitan a compartir mi historia. Mi presentación es una combinación de música con ese mensaje de esperanza.

Me han dicho: "Elías, tu testimonio se lo mandé a una persona cercana y esta persona pudo perdonar a otra persona que le hizo daño”. O sea, siento que hay un poder transformador, porque yo viví el odio, el rencor, pero también he vivido ese perdón de reconciliación. Lo importante es que a través de la música, a través de este mensaje, el Señor le va cambiando el rumbo a las personas y para mí eso es lo más gratificante.

¿Crees que si no hubieras vivido este tema de tu mamá, hubieras podido dar un testimonio tan importante sobre el perdón?

No, Dios es perfecto. Yo creo que si hubiera crecido en una familia común y corriente, no tuviera tantos recursos, tantas herramientas emocionales, sentimentales, espirituales, vivencias, Dios no es ir a la la iglesia, eso es parte. Claro. Dios no es cantar, Dios no es mandar la Biblia, Dios es relación. Él escogió esto para mí, porque él sabía lo que necesitaba y él tenía un propósito para mí y ahora que él me use a mí, yo me siento privilegiado.

 

 

¿Qué proyectos se vienen para ti?

Estamos en la promoción de este álbum y queremos llegar a todas las partes del mundo. Sé que vamos para Sudamérica, Europa y pues todo Estados Unidos. No descarto escribir un libro en esta próxima temporada y queremos planificar un documental a nivel profesional para que mi historia pueda ser contada, no solamente a nivel de plataformas digitales, sino en una película.

 

Un mensaje a todas las personas que van a estar leyendo la entrevista…

Lo único que puedo decirles es que a cualquier problema, a cualquier dificultad, a cualquier desierto, a cualquier proceso duro de la vida, Jesús es la solución. Además pueden buscarme en las redes sociales como: @eliasarriaza o pueden ir a mi sitio web eliasarriaza.com y si quieren escuchar toda mi discografía.