Una noche mágica e inolvidable se vivió este jueves en el Complejo del Estadio Cuscatlán, donde cientos de salvadoreños de todas las edades se congregaron para disfrutar del esperado concierto del ícono colombiano, Carlos Vives como parte de su gira internacional



"El rock de mi pueblo Vive". La energía del público fue palpable desde los momentos previos al inicio del espectáculo, que arrancó unos minutos antes de las 10 de la noche.

El ambiente festivo se encendió con los primeros acordes de su ya conocida canción "Gota fría" contagiando a los asistentes con el ritmo inconfundible del vallenato y el pop latino que caracteriza al artista. Bailes espontáneos se apoderaron del recinto, demostrando la profunda conexión del público salvadoreño con la música de Vives.



A lo largo de la noche, el artista ofreció un show completo y vibrante, repasando sus grandes éxitos que han marcado generaciones como "Ella es mi fiesta", "Cumbiana" y "Carito". Su talento en el escenario se complementó a la perfección con la maestría de sus músicos, quienes aportaron una riqueza sonora que elevó la experiencia del concierto.

Sin embargo, la euforia dio paso a la emoción en un momento particularmente conmovedor. Carlos Vives compartió con el público un recuerdo personal: la temprana pérdida de su padre. Sus palabras, cargadas de sentimiento, resonaron en el corazón de los presentes, creando un instante de profunda conexión y empatía.



El público, entregado por completo, disfrutó de cada canción, reafirmando el cariño y la admiración que sienten por el artista colombiano.



Desde jóvenes hasta adultos mayores, todos vibraron al unísono con el carisma y el talento de este grande de la música latina, dejando el Complejo Cuscatlán con la alegría de haber vivido una noche memorable.

El artista colombiano se despidió con su famosa canción "Cuando nos volvamos a encontrar" y expresó con profundo cariño a su público asistente: "Ojalá nos volvamos a encontrar, El Salvador" cerrando su interpretación musical.