Una semana después del inicio de la ofensiva militar de Israel contra Irán, la incertidumbre se apodera de Oriente Medio. Los gobiernos árabes observan con preocupación cómo se intensifican los ataques cruzados, mientras aumenta el temor a una guerra regional con implicaciones internacionales.



El 13 de junio, Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra más de 100 objetivos en territorio iraní, sorprendiendo a países que promovían el diálogo entre Teherán y Washington sobre el programa nuclear persa. Las consecuencias no se hicieron esperar: se canceló una nueva ronda de negociaciones prevista en Mascate, Omán, y desde entonces, misiles y drones surcan los cielos de Siria, Jordania, el Líbano y el golfo Pérsico.

Irak, fronterizo con Irán y de mayoría chií, denunció una violación de su espacio aéreo por parte de la aviación israelí y presentó una queja formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU.



“Tenemos derecho a defender nuestra soberanía”, aseguró el Ejército iraquí, respaldado por el presidente Abdelatif Rashid y el primer ministro Mohamed Shia al Sudani.

La milicia proiraní Kataib Hizbulá amenazó con atacar intereses y bases estadounidenses en la región si EE.UU. se involucra militarmente en el conflicto.

En Jordania, el rey Abdalá II aclaró que su país no toma partido en la disputa, luego de interceptar misiles iraníes que cruzaban su espacio aéreo. Aun así, el reino ha recibido el impacto de más de un centenar de proyectiles desde el inicio de la escalada.

El espacio aéreo del Líbano y Siria también ha sido afectado. Ambos países han visto caer proyectiles en sus territorios, especialmente en zonas fronterizas con Israel. En Beirut, el temor se centra en una eventual intervención del grupo chií Hizbulá, aliado de Teherán. Su líder, Naim Qasem, advirtió que “no son neutrales” y actuarán según lo consideren necesario.

El Golfo apuesta por la diplomacia

Los países del golfo Pérsico, aliados de Estados Unidos, han condenado los ataques israelíes y presionan por una salida diplomática. Arabia Saudí lideró los llamados a la calma: el príncipe heredero Mohamed bin Salmán conversó con Donald Trump el mismo día del ataque para abogar por una desescalada urgente.

Emiratos Árabes Unidos, que mantiene lazos con ambas naciones, intenta mediar.

El presidente Mohamed bin Zayed contactó a su homólogo iraní Masoud Pezeshkian para expresar su solidaridad. Catar, sede de la mayor base aérea de Estados Unidos en la región, advirtió que un ataque israelí a infraestructuras económicas iraníes “desataría consecuencias desastrosas.”

Omán, tradicional mediador, aseguró que continúa sus gestiones para detener la ofensiva. Egipto, por su parte, propuso un comité de crisis para monitorear el conflicto tras mantener contacto con altos mandos iraníes.

Yemen entra en escena

Los hutíes del Yemen, aliados de Irán, son hasta ahora el único grupo armado del llamado Eje de Resistencia que ha reivindicado acciones directas contra Israel.

El pasado domingo afirmaron haber ejecutado una operación coordinada con la Guardia Revolucionaria iraní. Aunque no han vuelto a anunciar nuevas ofensivas, su líder Abdelmalek al Huti reiteró su “postura firme con Irán.”

El conflicto entre Israel e Irán mantiene en vilo a toda la región, mientras la comunidad internacional observa con preocupación el avance de una posible guerra de gran escala.