El Vaticano se alista para uno de sus ritos más solemnes: este miércoles 7 de mayo, un total de 133 cardenales menores de 80 años se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril.
La ceremonia marcará el inicio oficial del cónclave, un proceso que ha evolucionado durante siglos en la historia de la Iglesia católica.
El cónclave, que significa literalmente "bajo llave" en latín, nace de la necesidad de evitar influencias externas durante la elección del pontífice. Aunque en sus inicios la designación del papa era una decisión abierta a toda la comunidad cristiana, desde el siglo XI este poder recae exclusivamente en los cardenales.
El cristianismo nace en el Imperio Romano y florece en sus ruinas: en los primeros 1,200 años de la iglesia la elección de un pontífice implicaba a toda la comunidad local pero esto permitía que en el proceso interfirieran todo tipo de "poderes" e intereses externos.
En el año 1059, el papa Nicolò II decidió cambiar el sistema y, en la bula "In nomine domini", estableció que únicamente los cardenales podrían votar. Un siglo después, en el 1118, se consumó la primera elección "cum clave", la de Gelasio II, pero fue solo para evitar la violencia en una Roma sacudida por la lucha de facciones.
El sistema actual fue formalizado en 1274 por el papa Gregorio X, tras un proceso de elección que duró casi tres años en Viterbo. En la actualidad, el Colegio Cardenalicio está conformado por 252 purpurados pero solo votarán los menores de 80 años, un total de 133 electores, siguiendo una disposición del papa Pablo VI de 1970.
La elección papal se realiza por mayoría de votos y en absoluto secreto. Desde 1492, este proceso se celebra en la Capilla Sixtina, adornada con los frescos de Miguel Ángel, donde los purpurados son inspirados por el Juicio Final.
La decisión se anuncia al mundo a través de una chimenea instalada en el techo de la capilla: el humo negro indica desacuerdo; el blanco, la elección de un nuevo pontífice. Esta tradición se instauró formalmente en 1914 con la elección de Benedicto XV.
Este será el cónclave número 26 que se celebra bajo las bóvedas de la Capilla Sixtina. El primero fue en el año 1492 y concluyó con la subida al trono del español Alejandro VI Borgia.
Juan Pablo II revalidó la elección de la Sixtina para acoger esta ceremonia en su Constitución "Universi Dominici Gregis" (1996) porque los frescos de grandes maestros en sus muros y, sobre todo, el Juicio Final de Miguel Ángel, podrían inspirar a los electores.
"Dispongo que la elección se continúe desarrollando en la Capilla Sixtina, donde todo contribuye a hacer más viva la presencia de Dios, ante el cual cada uno deberá presentarse un día para ser juzgado", dejó por escrito el papa y santo polaco.
Este será el cónclave número 26 celebrado en la Capilla Sixtina. Según confirmó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, todos los cardenales electores ya se encuentran en Roma.
El lunes se celebró la décima congregación general, en la que intervinieron 26 cardenales y se discutieron temas clave como la misión de la Iglesia, el papel de la mujer, la ecología, la educación y la paz ante los conflictos globales.
En declaraciones a la prensa, el cardenal arzobispo de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi, dijo que la mayoría de los participantes viven su primer cónclave, por lo que aún no se conocen entre todos. Sobre la duración del proceso, estimó que podría concluir en tres días. “Espero que no sea largo”, comentó al ser consultado por los medios.
Kikuchi también enfatizó la importancia de la sinodalidad y minimizó las diferencias ideológicas dentro del colegio cardenalicio. “Tenemos que trabajar juntos”, afirmó, al tiempo que descartó tensiones políticas, aunque admitió que “quizá el dinero” tenga alguna influencia.
Los cardenales se alojarán en la Casa Santa Marta y la antigua Santa Marta, tras un sorteo realizado por el camarlengo Kevin Farrell. El acceso desde sus residencias hacia la Capilla Sixtina estará protegido, y los desplazamientos podrán hacerse incluso a pie.
La Iglesia católica, con más de 1,400 millones de fieles en el mundo, se prepara así para elegir al papa número 267 de su historia, en un contexto global marcado por la guerra, la crisis climática y los desafíos internos de comunión y renovación.