La alianza entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresario Elon Musk se fracturó de forma abrupta este jueves 5 de junio, tras un intercambio de acusaciones por el plan fiscal del Gobierno y amenazas públicas que escalaron a niveles personales y económicos.



El desencadenante fue el rechazo de Musk al plan presupuestario promovido por la administración republicana, al que calificó como una "abominación repugnante".

La propuesta ya fue aprobada en la Cámara Baja y se encuentra en proceso de ratificación en el Senado, también controlado por los republicanos. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, el proyecto podría sumar $2.4 billones a la deuda pública en la próxima década.



Trump expresó su "decepción" ante la prensa en el Despacho Oval, en presencia del canciller alemán, Friedrich Merz, y aseguró que Musk conocía al detalle el contenido de la ley.

"Estoy muy decepcionado porque Elon sabía los pormenores del proyecto de ley mejor que nadie", dijo el mandatario.

Musk reaccionó desde su red X minutos después. Afirmó no haber tenido conocimiento del texto final mientras lideraba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), cargo que dejó el 30 de mayo. "Lo aprobaron tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo", escribió.

El enfrentamiento escaló desde las críticas al presupuesto hasta señalamientos personales y amenazas contractuales. Trump afirmó que la mejor forma de ahorrar dinero público era cancelar los subsidios y contratos con empresas de Musk. "¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!", expresó en su plataforma Truth Social.

Entre esos contratos destacan uno de $5,900 millones con la Fuerza Espacial para lanzamientos satelitales y otro por $2,890 millones con la NASA, adjudicado a SpaceX para desarrollar la nave lunar Starship HLS.

Musk respondió anunciando el retiro de la nave Dragon, utilizada por EE.UU. para llevar personal y carga a la Estación Espacial Internacional. Además, calificó a Trump de "ingrato" y aseguró que sin su apoyo financiero, el presidente no habría ganado las elecciones de 2024. Musk donó $250 millones a su campaña.

El mandatario contraatacó acusando a Musk de haber perdido el control. "Le quité su Mandato de Vehículos Eléctricos... ¡y simplemente se volvió LOCO!", escribió.

El choque de egos llevó a Musk a preguntar en una encuesta si ha llegado el momento de crear un nuevo partido político, una propuesta que sus seguidores apoyaron de forma mayoritaria, y también respaldó con un "sí" el mensaje donde un internauta apostaba por que esta pelea la iba a ganar Musk. La tensión alcanzó su punto más alto cuando Musk apoyó en X una publicación que pedía la destitución de Trump y su reemplazo por el vicepresidente JD Vance.

El dueño de X recrudeció su ofensiva al afirmar que la razón por la que el Ejecutivo no ha difundido aún los archivos de Jeffrey Epstein, que se suicidó en agosto de 2019 en una cárcel de Nueva York semanas después de ser arrestado por cargos de tráfico sexual, es porque Trump figura en ellos.

Ambos personajes, conocidos por su influencia global y personalidad mediática, pasaron del respaldo público mutuo a una confrontación abierta que ha generado efectos económicos inmediatos, incluida la pérdida de $150,000 millones en valor de mercado de Tesla y una caída del 14 % en sus acciones.

Lo que empezó como una alianza estratégica en 2024, que llevó a Musk al Despacho Oval como jefe del DOGE y asesor presidencial, terminó con una confrontación pública que evidencia lo volátil de las alianzas políticas en la era digital. Ambos siguen siendo figuras con enorme proyección global, pero su ruptura dejó daños políticos, personales y económicos de gran magnitud.