Las autoridades de Hong Kong han reconvertido un antiguo centro de cuarentena para la covid-19 en un albergue juvenil y centro cultural, tratando de paliar la grave crisis de vivienda que afecta a la ciudad y fomentar el intercambio cultural entre los jóvenes.
El complejo denominado Runway 1331, ubicado en los terrenos del desaparecido aeropuerto de Kai Tak, está gestionado por la Oficina de Asuntos Domésticos y Juveniles y ofrece 250 habitaciones a un precio de 200 dólares hongkoneses por noche (unos 22 euros o $25 dólares).
Construido originalmente para el aislamiento durante la pandemia, el espacio de 11.5 hectáreas cuenta con 3,000 habitaciones con baño privado. Está previsto que alcance su plena capacidad a finales de 2025, tras la selección de un operador mediante licitación pública.
La secretaria de Asuntos Domésticos, Alice Mak, destacó que Runway 1331 proporcionará alojamiento asequible y funcionará como un núcleo cultural con talleres artísticos, exposiciones y programas de intercambio para jóvenes locales, de China continental y del extranjero.
Además, se planea incluir un museo sobre la historia del icónico aeropuerto de Kai Tak, clausurado en 1998, para transformar la percepción del lugar y convertirlo en un espacio de creatividad.
Hong Kong enfrenta una crisis habitacional crónica, con un mercado inmobiliario considerado el más caro del mundo, según el Informe de Asequibilidad de Vivienda de Demographia 2024.
El precio medio de una vivienda supera el millón de dólares hongkoneses, y los tiempos de espera para acceder a una residencia pública alcanzan los cinco años. Esto ha forzado a muchos jóvenes a vivir en los denominados "pisos subdivididos", espacios reducidos con riesgos sanitarios y de seguridad.
La reconversión de instalaciones de cuarentena, ociosas tras el fin de las restricciones por la pandemia en 2023, responde a la necesidad de aprovechar infraestructuras existentes. De las nueve de este tipo, varias han sido adaptadas: el centro de Tam Mei alberga a trabajadores de la construcción, y el de Tsing Yi se destina a actividades juveniles.
Sin embargo, la iniciativa ha generado interrogantes sobre su viabilidad a largo plazo. Expertos y ciudadanos han expresado preocupaciones sobre el impacto psicológico de residir en un espacio asociado al controvertido aislamiento pandémico.
Las autoridades aseguran que se implementarán reformas integrales para garantizar el bienestar emocional de los residentes, incluyendo mejoras en la infraestructura y la creación de un ambiente propicio para el desarrollo juvenil.
Analistas como Simon Wong, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, advierten de que, aunque este proyecto representa un avance innovador, la dependencia de los ingresos por venta de tierras obstaculiza soluciones estructurales.
El Ejecutivo hongkonés se ha comprometido a incrementar la oferta de albergues juveniles con 3,000 plazas adicionales en los próximos años, pero la crisis de vivienda sigue siendo uno de los principales desafíos de las autoridades.
