Kamala Harris y Donald Trump intensifican los mítines este domingo en los estados clave en un intento por recabar votos a dos días de unas elecciones presidenciales muy reñidas en Estados Unidos.

La última encuesta del New York Times/Siena muestra algunos cambios en los estados en disputa, pero siguen en empate técnico, dentro del margen de error.
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La víspera un sondeo muy reputado da a la vicepresidenta demócrata Kamala Harris por delante del expresidente republicano Donald Trump por tres puntos en Iowa, donde el conservador ganó en 2016 y en 2020.

La realizó "uno de mis enemigos", se quejó Trump este domingo en una mitin en Pensilvania. "Las encuestas son tan corruptas", añadió.

Este estado es uno de los más codiciados de los siete pendulares, aquellos que no han sido bastión del partido republicano ni del demócrata.

Las llaves de la Casa Blanca se consiguen por una diferencia de tan solo decenas de millas de votos en estos estados.

En Pensilvania, donde viven cientos de millas de puertorriqueños, a Trump podría costarle caro el comentario de un humorista que dijo que Puerto Rico es como una "isla flotante de basura", en uno de sus mítines.

"Corrupta"

"Compito contra una persona totalmente corrupta, en realidad no compito contra ella, compito contra una máquina corrupta llamada el Partido Demócrata, un partido totalmente corrupto", afirmó Trump este domingo.

"Acabaré con la inflación, detendré la invasión de un gran número de criminales que entran en nuestro país", prometió refiriéndose a los migrantes en situación irregular, según él su prioridad número uno.

El republicano también irá a Carolina del Norte (que ya visitó el sábado dos veces candidato) y Georgia.

Harris apostó todo a Míchigan, un emblema del llamado "cinturón del óxido", región del medio oeste de Estados Unidos marcada por el declive industrial.

Más de 76 millones de personas ya han emitido su voto en estos comicios fuera de lo común, con un presidente, Joe Biden, que se retiró de la carrera en julio debido a las presiones de su bando y dos intentos de asesinato contra Trump.

La expectativa es máxima, con dos opciones en las antípodas ideológicas.

Ella lo ha llamado "fascista". Otro tanto ha hecho él y además la tacha de "marxista" y "comunista".

Más allá de la dialéctica electoral, Harris ha hecho una campaña enfocada en el centro y Trump es el orgulloso líder del movimiento "Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo", conocido por sus siglas en inglés MAGA.

El republicano es el primer expresidente condenado por un delito y con cuatro inculpaciones pendientes.

Una mancha que no le ha pasado factura. Sus mítines son multitudinarios y sus simpatizantes parecen perdonárselo todo.

Ella también llena salas con partidarios que corean "No volveremos atrás" y "Sí se puede", un lema prestado por su amigo, el expresidente demócrata Barack Obama, muy implicado en la recta final de la campaña.

La exfiscal les pide que "pasen página" a Trump, "una persona inestable, obsesionada con la venganza, consumida por el resentimiento y en busca de un poder sin control", según sus palabras.

"El primer día si Donald Trump es elegido entrará en esa oficina con una lista de enemigos, yo entraré con una lista de quehaceres", se repite desde el martes.

En la recta final, aumenta el miedo a un posible estallido de violencia si Trump pierde y se niega a reconocer su derrota, como hizo en 2020.

Mitin tras mitin el republicano abona el terreno diciendo que hay fraude y los demócratas hacen "trampas".

Es posible que haya que esperar días para conocer el nombre del ganador.