El Gobierno cubano reconoció el jueves la “debilidad” del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), un día después del apagón nacional que dejó a toda la isla sin energía durante más de 36 horas, el quinto colapso total en menos de un año.

El ministro de Energía y Minas, Vicente De La O Levy, declaró en la televisión estatal que la situación es crítica, especialmente en las siete centrales termoeléctricas, columna vertebral de la generación energética.

Es un tema latente la debilidad que tiene nuestra generación de electricidad y hay un proceso en marcha para su fortalecimiento”, afirmó De La O Levy.

De acuerdo con las primeras investigaciones, la caída total del SEN se originó por la salida inesperada de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en la provincia de Matanzas. Esta planta, una de las más importantes del país, realiza actualmente un segundo intento de arranque para reincorporarse a la generación.

El Ministerio de Energía y Minas informó que hacia la tarde del jueves las 15 provincias del país ya estaban nuevamente conectadas al SEN, aunque el restablecimiento ha sido progresivo y aún persisten fallos en varias regiones.

El apagón evidenció nuevamente la precariedad del sistema eléctrico cubano, que el año pasado sufrió cuatro colapsos similares: tres por averías —dos en la misma planta Guiteras— y otro por el paso de un huracán. Apenas el fin de semana anterior, la rotura de un cable de alta tensión dejó sin electricidad a cinco provincias orientales durante varias horas.

Crisis energética sin solución cercana

La crisis eléctrica en Cuba se ha agravado en los últimos 12 meses, provocando apagones diarios de hasta 15 y 16 horas en julio y agosto, según datos de la Unión Nacional Eléctrica (UNE). La mayoría de las termoeléctricas están obsoletas, carecen de mantenimiento y funcionan con equipos que superan las cuatro décadas de explotación.

El Gobierno cubano atribuye la crisis a las sanciones de Estados Unidos, que limitan la importación de combustible y repuestos. Sin embargo, expertos independientes advierten que el origen está en una infrafinanciación crónica del sector, completamente en manos del Estado desde 1959.

Diversos cálculos independientes estiman que Cuba necesitaría entre $8,000 y $10,000 millones para modernizar su red eléctrica, una inversión que La Habana no puede asumir en la actual crisis fiscal.

La falta de electricidad golpea directamente a la economía nacional, que se contrajo un 1.1 % en 2024 y acumula una caída del 11 % en los últimos cinco años, según cifras oficiales. La Cepal prevé además un nuevo decrecimiento del PIB para este año.

La crisis energética también alimenta el descontento social y ha sido uno de los detonantes de las protestas más grandes en Cuba en las últimas décadas, como las de julio de 2021.