El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, consideró este miércoles que el Gobierno húngaro se ha anotado un "gol en propia" con su gestión de la celebración del Orgullo LGTBI en la capital del país, que inicialmente prohibió pero que acabó celebrándose pese a la amenaza con entre 200,000 y 400,000 personas, según distintas estimaciones.



En una rueda de prensa en el Parlamento Europeo, Karácsony celebró que el Gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán haya tomado la "decisión política" de no imponer multas o tomar represalias contra los participantes en la marcha por temor a incitar sentimientos antigubernamentales porque "si quisieran, podrían" haberlo hecho.

"Los participantes no serán castigados. Hay un pie de página importante: esto es una decisión política. El Orgullo hizo historia, fue un gol en propia para el Gobierno y no quieren castigar a los ciudadanos porque esto incitaría sentimientos antigubernamentales. Si quisieran, podrían hacerlo", señaló.



Preguntado por si los organizadores han sufrido alguna consecuencia, el alcalde explicó que la policía no ha precisado si recibirán multas u otras represalias pero opinó que "no cometerán ese error" porque saben que hay civiles entre los organizadores.

"A mí me amenazaron con un año de cárcel y estaría encantado de ir a un juicio porque eso me haría aún más popular", dijo.

Karácsony celebró que las principales consecuencias de la celebración del Orgullo fue que todos los participantes pudieran "experimentar lo que es vivir en un país libre" y la demostración de que el primer ministro, Viktor Orbán, "no puede prohibir un Orgullo y se ha vuelto ridículo".

De cara a las elecciones de abril del próximo año, Karácsony señaló que hay conversaciones entre los partidos de oposición para tratar de lograr un cambio de gobierno en las urnas.

"Creo que el Gobierno ha entrado en pánico porque han perdido el control. No pueden controlar cómo piensa la gente, que es lo más importante en democracia, y creo que habrá un cambio de régimen en Hungría en abril del año próximo", valoró.

El alcalde de la capital húngara compareció en rueda de prensa junto a los dos líderes del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, Terry Reintke y Bas Eickhout, con quienes comparte partido y que le trasladaron su apoyo y el reclamo a la Unión Europea para que frene la deriva autoritaria del país.

Entre 200,000 y 400,000 personas,según distintas estimaciones, se unieron el 28 de junio a la manifestación en Budapest, que no sólo se convirtió en la Marcha del Orgullo más multitudinaria del país, sino también en la mayor movilización por los derechos humanos desde la caída del Telón de Acero.