Las frases como “hola”, “gracias” o “¿podrías ayudarme?” al interactuar con sistemas de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, aunque hacen la experiencia más humana y placentera, también tienen un costo ambiental: el aumento del consumo energético, advierten expertos.

Esta cortesía digital, que fomenta respuestas más precisas y personalizadas, activa potentes centros de datos ubicados en diferentes partes del mundo. Según explicaron desarrolladores del sistema, cuanto más extensas y fragmentadas sean las interacciones, mayor es el uso de recursos informáticos, lo que multiplica la huella ambiental.

A pequeña escala, la diferencia es mínima. Pero multiplicada por millones de usuarios diarios, estas frases triviales pueden generar un consumo energético “notable y muy superior”, alertó el propio ChatGPT, plataforma de OpenAI.

Aunque el sistema reconoce que responderá adecuadamente sin necesidad de tantos rodeos, recomienda buscar un equilibrio entre amabilidad y eficiencia. Por ejemplo, en lugar de escribir cinco frases como: “hola”, “buenos días”, “espero que estés bien”, “¿podrías ayudarme?”, “gracias”; bastaría con: “¿Me ayudas a redactar una carta, por favor?”, en un solo mensaje.



La ingeniera informática Verónica Bolón, catedrática en la Universidade da Coruña y galardonada recientemente con el Premio Nacional de Investigación en España, subraya que ser cortés con la IA mejora los resultados, pero aumenta el impacto ecológico si se generan respuestas innecesarias. Por ello, insta a que los usuarios adopten una actitud clara, amable y responsable.

“Promover un uso más reflexivo es fundamental si queremos que estos sistemas sean sostenibles”, afirmó Bolón, quien también investiga en el área de IA sostenible a nivel nacional e internacional.

El propio Sam Altman, director de OpenAI, advirtió que el simple hecho de enviar un “gracias” en un mensaje independiente puede representar millones de dólares en costos adicionales por uso de servidores, según explicó en un foro reciente.

Bolón enfatizó que los abusos, como pedir decenas de versiones del mismo contenido o generar imágenes sin un propósito concreto, deben evitarse para no sobrecargar los recursos tecnológicos y energéticos. “La sostenibilidad debe convertirse en un eje clave del desarrollo tecnológico”, recalcó.

En esa línea, la investigadora defendió la necesidad de crear algoritmos más eficientes, centros de datos con menor consumo eléctrico y modelos que, desde su diseño, ayuden a reducir la huella de carbono. Además, propuso usar la propia inteligencia artificial como herramienta para avanzar en sostenibilidad, por ejemplo, optimizando el uso de recursos naturales o prediciendo impactos medioambientales.