Solo un 2.5 % de los trabajadores del sector agropecuario se encuentran bajo la formalidad, según un informe publicado por la Organización de Mujeres Salvadoreños por la Paz (Ormusa).

El documento, divulgado en octubre, señala que el sector de ganadería, agricultura, silvicultura y pesca tiene la menor tasa de empleo formal de todas las actividades económicas.
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El presidente de Campo, Luis Treminio, aseguró que los empleos formales se pueden ubicar en ganaderías o en trabajadores asociados a lecherías o empresas que procesan leche.

“La mayor parte del sector agropecuario no tiene acceso a seguro social y por eso se les considera dentro del área informal, y como la mayoría trabaja por jornal y trabajo y eso lo hace estar dentro del sector informal”.

Luis Treminio, presidente de Campo


El problema con la informalidad no es exclusivo en el sector agropecuario, pero sí afecta a una mayor proporción de la mano de obra que el resto de las actividades económicas.


Otro rubros

Citando datos del Banco Central de Reserva (BCR), Ormusa señala que muy cerca se encuentran actividades de explotación de minas y canteras, con un 2.8 % de la mano de obra en la formalidad.

Según el documento, un 6.6 % de los trabajadores del hogar remunerado tiene acceso a un esquema formal, mientras que un 14.2 % de los colaboradores de las actividades de alojamiento y servicios de comida se encuentran en la misma situación.

“En el comercio, un 22.4 % de empleos son formales y en la construcción un 15 %”, advierte Ormusa.

El único rubro que cuenta con un 100 % de los trabajadores formales es el de administración pública, defensa, planes de seguridad social y de afiliación obligatoria.

Muy cerca en cobertura están las actividades relacionadas con suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, con un 90.8 %,y la de servicios administrativos y de apoyo con un 85.1 %.


Otro lado de la informalidad

Ormusa señala que uno de los principales desafíos que persisten en el mercado laboral salvadoreño son los altos niveles de informalidad, en donde no se garantizan los derechos laborales básicos “ni se ofrecen protecciones sociales”.

Según el documento, solo un 31.5 % de los trabajadores se encuentra en la formalidad y el resto decide o está obligados a laborar en la informalidad. La situación afectaría principalmente a mujeres, jóvenes y personas con bajo nivel de escolaridad.

Treminio aseguró que la informalidad afecta a los agricultores porque tiende a padecer enfermedades renales que no pueden ser atendidas bajo la seguridad social. Además, muchos deben trabajar hasta su vejez porque no pueden jubilarse.

“Al final terminan trabajando muchos años y no tienen una jubilación, terminan en la miseria”, puntualizó el vocero de Campo.

La gremial aseguró que existen dificultades para pasar a la formalidad, principalmente porque en el campo se trabaja por día y que los pequeños productores no pueden pagar un jornalero de forma permanente, pues se tiende a contratar únicamente por temporadas, dependiendo del tipo de cultivo que se prevé cosechar.

Campo advierte que es casi imposible reestructurar la modalidad laboral, porque el sector es poco rentable y los ingresos de muchos agricultores de subsistencia son limitados.