El documento, titulado “Estado de la mype: la otra cara de la economía”, señala que la proporción de empresarias que decide destinar los créditos a la compra de mercadería crece cuando se trata de las microempresas de acumulación ampliada.
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A detalle, un 87.9 % de aquellos negocios que poseen ventas entre los $4,201 y los $8,300 por mes, catalogados como acumulación ampliada, destinaron los recursos para dicho fin, mientras los de expansión, que comercializan más de $9,200 mensuales, rondaron un 72.2 %.
La encuesta revela que la remodelación o adecuación del negocio es el segundo destino de los créditos, con un 29.4 % de los negocios liderados por mujeres que se decantaron por esta opción.
Las mujeres también utilizan los créditos para comprar activos fijos, en un 23.5 %. Según el análisis de Fusai, estas dos últimas opciones reflejan el interés de crecer por parte de estos grupos empresariales.
Fin del financiamiento
Los préstamos se utilizan para pagar gastos operativos del negocio, mejoras en la vivienda, gastos personales o familiares, compra de vivienda o terreno y para mejorar la situación crediticia al cancelar otras deudas.Pese a que los emprendimientos pueden recibir este tipo de financiamientos en El Salvador, el informe apunta a que un 57.1 % de las propietarias de microempresas de acumulación ampliada o expansión aseguraron que es difícil o muy difícil obtener un crédito.
“Estos porcentajes son superiores entre las empresarias con edades de 18 a 29 años, así como entre aquellas que operan de manera ambulante”, indica Fusai.
La Fundación señala que la respuesta de las microempresarias evidencia la necesidad de que el gobierno y la cooperación internacional creen programas específicamente para jóvenes.
Las microempresarias tienden a tener dificultades de financiamiento por diversas razones, principalmente por tener un mal historial crediticio y no contar con un récord de este tipo.
Fusai evidencia que a las empresarias también les afectan tener más deudas, las altas tasas de interés del mercado, no ser un negocio formal y no poder otorgar la garantía que las instituciones financieras solicitan.