Más de 100,000 salvadoreños necesitarán asistencia alimentaria a partir de marzo de 2025 cuando los empleos en el campo se reduzcan por la época seca, advirtió la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra el Hambre (Fews Net).

El último informe elaborado por Fews Net -creada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para proporcionar información sobre la inseguridad alimentaria en el mundo- señala la mayoría de los hogares más pobres en las áreas rurales de El Salvador, Nicaragua y Honduras tendrá mejores condiciones para conseguir sus alimentos entre octubre de 2024 y febrero de 2025 debido a la salida de la cosecha de granos básicos 2023-2024.
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Sin embargo, la institución anticipa que las condiciones se deterioren gradualmente a partir de marzo de 2025, cuando se agoten las reservas de alimentos y se reduzca la oferta laboral de empleos temporales.

Según estimaciones de Fews Net, en Honduras habrá de entre 750,000 y 999,999 personas que necesiten asistencia, mientras que para El Salvador y Nicaragua se estima una población necesitada de entre 100,000 y 249,999.

Fews Net señala que las familias con pérdidas en los cultivos de subsistencia por la aparición de plagas o exceso de lluvia forman “bolsones con condiciones de crisis”. “La reducción significativa en la producción de autoconsumo no permitió a estos hogares reabastecerse de reservas alimentarias, forzándolos a depender de manera extendida de la compra, lo que continúa presionando su economía”, indica el reporte.

En detrimento de la mano de obra en el campo, Fews Net espera que las condiciones económicas de los hogares más pobres mejoren con el repunte estacional de las actividades comerciales y turísticas entre noviembre de 2024 y abril de 2025.

Cóctel de crisis

La población más pobre de El Salvador, Honduras y Nicaragua dependen en su totalidad del trabajo informal en los sectores de comercio, servicios o empleo doméstico. Además, la dieta de estos hogares se basa en granos básicos, como maíz y frijoles.

Fews Net matiza que los grandes productores tienen mayor acceso a tierras de mejor calidad, así como a sistemas de riego y otros recursos para lograr rendimientos más altos, mientras que los agricultores de subsistencia se caracterizan por sembrar en zonas de alto riesgo a las variaciones climáticas y con menor inversión en insumos.

La institución recuerda que el sector no ha tenido tregua desde 2012, cuando se enfrentó al devastador ataque de la roya en el café. En 2020 fue afectado por los efectos comerciales y económicos de la pandemia de covid-19, seguido de períodos de sequía y eventos tropicales, como los huracanes Eta e Iota de finales de 2020.

“El saldo de estos sucesos incluye una brecha en el suministro regional de granos básicos, especialmente de frijol rojo, compensada por importaciones, una alteración en los patrones estacionales de los precios de los alimentos en el último año, mayores niveles de endeudamiento y un deterioro en la capacidad de respuesta de los hogares más pobres”, sostiene en el análisis.

De igual manera, la institución matiza que las condiciones neutras darán paso al desarrollo del fenómeno de La Niña débil entre septiembre y noviembre de 2024, que se mantendrán hasta el primer trimestre de 2025.

Para El Salvador, Fews Net anticipa que el precio de los frijoles rojos se mantenga bajo el promedio por el ingreso de importaciones.