En un informe publicado el domingo, la institución financiera muestra su preocupación por la lucha contra la pobreza extrema en estos países, que además enfrentan una tasa de endeudamiento récord, desde 2006.
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Estas naciones también sufren las consecuencias cada vez más marcadas del calentamiento global, así como de la inestabilidad política, la inseguridad o la guerra.
Entre estos países, los más pobres se han visto especialmente afectados por la pandemia, con un descenso de hasta el 14 % de su producto interno bruto (PIB) por habitante entre 2020 y 2024, mientras que tendrían que invertir el equivalente al 8% de su PIB por año para alcanzar sus objetivos de desarrollo, destacó el BM.
"Estas economías necesitan de una ayuda adicional externa más importante, directa o indirectamente a través de AIF (Asociación Internacional de Fomento, filial del Banco Mundial a cargo de los préstamos y donaciones a los países más pobres, NDLR)", subrayó Ayhan Kose, economista jefe adjunto del Banco Mundial, citado en el comunicado.
Para estos países, AIF se ha convertido en la principal fuente de financiamiento externo, mientras que la ayuda ha caído drásticamente hasta su nivel más bajo en 21 años en 2022, el último año con datos disponibles.
"Para que estos países salgan de un estado de emergencia crónico y alcancen objetivos esenciales de desarrollo, necesitarán acelerar sus inversiones" a un nivel sin precedentes y que no podrán lograr solos, advirtió el economista jefe del Banco, Indermit Gill.
Sin embargo, el Banco subraya que los Estados pobres también pueden actuar ampliando su base impositiva para fortalecer los ingresos fiscales y mejorar la eficiencia del gasto público.
Al mismo tiempo, ha aumentado la proporción que dedican al pago de su deuda, reduciendo el efecto de ésta, pero también los tipos de interés, realizándose emisiones con mayor frecuencia en moneda extranjera, dólares o euros.
Los 26 países más pobres tienen una tasa promedio de endeudamiento del 72 % del PIB, con nueve puntos porcentuales más en 2023 y más del 10% de sus ingresos fiscales para reembolsar los intereses de su deuda.