La corta de café del ciclo 2024-2025 inició oficialmente este 1 de octubre en las sombras de un aumento en las plagas que amenazan con disminuir la cosecha del grano de oro.

Como cada año, los caficultores se enfrentan a obstáculos: la corta 2024-2025 arranca en medio del temor de un brote de roya y broca- por el aumento de humedad en los cafetales, advirtió la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal).
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La gremial registra que el distrito de Juayúa, en Sonsonate, tiene la mayor acumulación de 2,718 milímetros de agua lluvia (mm) hasta septiembre, seguido de La Palma, Chalatenango, con 2,653 mm.

“En la cordillera Chichontepec (...) se teme que en especial la roya aumente en un 25 % en las variedades susceptibles como el Bourbon, Pacas, Costa Rica 95, Catisic, ya que las lluvias que han caído las próximas semanas han sido bastante fuertes”, señaló Acafesal.

Las variedades que tienen mayor tolerancia a las plagas -como Cuscatleco o Anacafe 14- tienen una incidencia de roya de un 7 %.

Sergio Ticas, presidente de Acafesal, aseguró que los productores han instalado trampas artesanales para controlar la broca, un insecto que en el verano se suele refugiar en los granos del suelo y en el invierno se alimenta del fruto verde.

De acuerdo con la gremial, en las cordilleras Tecapa-Chinameca y Cacahuatique se tiene una incidencia de broca de un 8 %, mientras que la roya es un 15 %.

“Este año no hubo apoyo del Instituto Salvadoreño del Café (ISC) para paliar dicha situación, si hubo para los pequeños productores que están participando en el programa de resiliencia climática de los bosques cafetaleros de El Salvador, ejecutado por el MAG, pero para las personas que poseen hasta siete manzanas. De esa cantidad en adelante, no hubo ningún incentivo para los demás productores, solo la entrega de plantas de café”.

Sergio Ticas, presidente de Acafesal


Entretanto, un informe agroclimático del ISC señala que las lluvias tipo temporal de la primera quincena de junio dañaron 28,498 plantas de café por deslaves, anegamientos y caídas de ramas. Según este reporte, un 1.94 % del parque cafetalero registró defoliación, un 1.55 % caída de fruto y un 2.04 % amarillamiento por exceso de agua.

El último informe sobre producción del ISC, con datos al 31 de julio, señala que la corta de café 2023-2024 acumulaba 893,326 quintales, al menos 14,766 (un 1.6 %) superior a los 878,560 quintales reportados en el ciclo 2022-2023.

Para Acafesal, la cosecha 2024-2025 será “parecida” a la recién finalizada, que calificó de “no muy buena”. “Mientras no tengamos una política cafetalera que vaya acorde al cambio climático jamás vamos a levantar la producción en nuestros cafetales”, advirtió Ticas.

La corta inicia también bajo las sombras de bajas exportaciones, ya que el Banco Central de Reserva (BCR) reporta que el volumen de café enviado entre enero y agosto de 2024 es el más bajo en 30 años.

Los ingresos generados por las exportaciones también han caído un 16 % tras acumular $111.5 millones a agosto, una cifra inferior en $21.18 millones respecto a los $132.7 millones de 2023.


Otrora de la economía

El café fue bastión de la economía salvadoreña desde 1770, cuando los gobiernos de ese momento inyectaron fuertes incentivos para su cultivo. La historia ubica que las exportaciones del grano de oro hacia Estados Unidos a inicios del siglo 1900 desbancaron a Gran Bretaña como el principal socio comercial de El Salvador.

En la década de 1970, El Salvador fue el quinto productor y cuarto exportador mundial. Pero esos años dorados quedaron atrás después de una serie de crisis que afectó al sector, entre daños por eventos climáticos, bajos precios internacionales, migración y deuda.

Actualmente, el parque cafetalero cubre 165,668 manzanas y se considera un pulmón biológico. Según el ISC, más de 19,400 personas participan de la cadena, entre productores, pergamineros, exportadores, beneficiadores y torrefactores. Además, genera más de 44,000 empleos.

Sin embargo, la producción sigue lejos de los más de 2.6 millones de quintales que se obtuvieron en el ciclo 2010-2011, o de los más de tres millones registrados en la década de 1990.