El gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, alertó este sábado que la medida arancelaria del 50 % anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a partir de agosto, podría provocar la pérdida de entre 44.000 y 120.000 empleos en el estado más industrializado de Brasil.

Durante un foro de economía e inversiones, el exministro de Infraestructuras y actual aliado de Jair Bolsonaro calificó los efectos del arancel de Trump como “muy severos” y anticipó una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de São Paulo que oscilaría entre el 0.3 % y el 2.7 %, impactando directamente sectores clave como la industria cafetera, la aeronáutica y la agroindustria.

El pasado 9 de julio, el presidente Donald Trump justificó la sanción como una respuesta a lo que calificó de “caza de brujas” contra Bolsonaro, quien enfrenta un juicio ante la Corte Suprema de Brasil por su presunta participación en un intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022. El expresidente es acusado de intentar impedir la investidura del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.

Trump criticó duramente al Supremo brasileño por emitir “sentencias secretas e ilegales” y exigió que el juicio contra Bolsonaro “termine inmediatamente”. Esta acción ha desencadenado tensiones diplomáticas y un impacto directo en el comercio bilateral.

Críticas y maniobras políticas de Tarcísio

En un primer momento, Tarcísio culpó al gobierno de Lula por el conflicto comercial, lo que le valió duras críticas por alinearse con el discurso de la ultraderecha brasileña, que sostiene que el país vive bajo un “régimen de censura”. Luego, moderó su postura al reconocer los graves efectos del arancel sobre la economía paulista.



El gobernador —quien suena como posible candidato presidencial en 2026— afirmó que su equipo mantiene contactos con congresistas y empresarios estadounidenses para buscar presión y revertir el arancel comercial de EE. UU. contra Brasil.

Por su parte, el presidente Lula da Silva reiteró su disposición a negociar y preservar el comercio bilateral, aunque lamentó que Trump “no quiere hablar”, complicando las gestiones para evitar una crisis económica.