Según un comunicado del Departamento del Tesoro, las sanciones afectan a todo el sector, así como a una veintena de buques y empresas con sede en el extranjero, todos ellos acusados de estar implicados en el transporte de petróleo y materiales petroquímicos iraníes.
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Las empresas afectadas tienen su sede principalmente en China, pero también están comprendidas dos emiratíes y una liberiana.
Los propietarios de los buques, instalados fundamentalmente en Panamá, Malasia y las Islas Marshall, también están en el punto de mira.
El anuncio "fue coordinado con aliados y socios, de los cuales varios anunciarán en los próximos días sus propias medidas para hacer que Irán responda por sus ataques", dijo el consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
El presidente estadounidense, Joe Biden, convino el 2 de octubre con sus pares del G7 en imponer nuevas sanciones contra Irán.
Según el Departamento del Tesoro, el objetivo de las medidas es aumentar la presión financiera sobre Teherán y "limitar la capacidad del régimen para obtener los ingresos necesarios para desestabilizar la región y atacar a los socios de Estados Unidos".
"Las sanciones de hoy van dirigidas contra los esfuerzos de Irán por destinar los ingresos generados por su industria energética a financiar actividades mortíferas y perturbadoras, con graves consecuencias para la región y el mundo", declaró la Secretaria del Tesoro Janet Yellen, citada en el comunicado.
Las sanciones implican el congelamiento de los activos que las empresas sancionadas poseen directa o indirectamente en Estados Unidos, y prohíben a las compañías con sede en Estados Unidos o a los ciudadanos estadounidenses comerciar con ellas, a riesgo de ser sancionadas a su vez.
También complican el comercio para las empresas sancionadas, al limitar su capacidad de utilizar el dólar en sus transacciones.
El 1 de octubre, Irán lanzó unos 200 misiles contra Israel como represalia por el asesinato del jefe del movimiento palestino Hamás en Teherán, atribuido a Israel, del jefe del Hezbolá libanés y de un general de la Guardia Revolucionaria iraní en un ataque israelí cerca de Beirut.
Desde entonces, Israel ha prometido responder y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció el miércoles que ese ataque sería "mortífero, preciso y sorprendente".
Sin embargo, Washington intenta limitar la magnitud de la respuesta israelí.
El presidente Biden se opuso a posibles ataques contra instalaciones nucleares iraníes y desaconsejó represalias contra instalaciones petroleras, en aras de evitar una expansión generalizada del conflicto en Medio Oriente.