Ambos problemas "aumentan el costo de hacer negocios, debilitan el estado de derecho y nos cuestan 3.5 % del PIB regional anual", expresó el funcionario en Guayaquil, en una Cumbre de Seguridad que se inauguró con la participación de delegaciones de una docena de países latinoamericanos y de organismos internacionales.
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"Son un obstáculo para el desarrollo y para el crecimiento", agregó Goldfajn, apuntando que actualmente el crimen está "más organizado, más sofisticado, mas interconectado y no respeta fronteras".
Sostuvo que el objetivo de la región debe ser "cortarle el oxígeno al crimen organizado".
"Lo podemos hacer" limitando la influencia de la delincuencia entre las poblaciones más vulnerables, fortaleciendo las instituciones estatales y cortándoles el flujo financiero, aseveró.
Ante la "globalización" del crimen es "importante que trabajemos juntos", dijo de su lado el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, quien ante una arremetida del narco declaró en enero a su nación en conflicto armado interno y movilizó a los militares a las calles para neutralizar a una veintena de bandas con nexos con carteles mexicanos.
"Derrotar al terrorismo y a sus redes criminales es una misión urgente que requiere de la cooperación internacional y de la ayuda de todos los organismos multilaterales", enfatizó el mandatario.
La ministra del Interior de Ecuador, Mónica Palencia, sostuvo que la delincuencia organizada "es una empresa criminal con flujos financieros internacionales, con intercambio y tráfico de armas" más allá de fronteras. "Utiliza las mismas prácticas para infiltrarse en nuestras instituciones, corrompiéndolas y debilitándolas", anotó.
Ecuador cerró 2023 con 47 asesinatos por cada 100,000 habitantes, una cifra récord.