La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostendrán este domingo una reunión clave en Escocia con el objetivo de lograr un acuerdo arancelario que ponga fin a la actual guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, marcada por nuevas subidas arancelarias a productos europeos.
Las disputas arancelarias no son nuevas. Durante su primer mandato, Trump impuso medidas proteccionistas contra las importaciones europeas, afectando al comercio bilateral. Su segundo mandato ha intensificado los choques comerciales, especialmente con aranceles del 25 % al acero y al aluminio, vigentes desde el 12 de marzo pasado.
Ante la imposición de aranceles por parte de Washington, la UE anunció contramedidas valoradas en $28,300 millones, aunque postergó su implementación para mantener abierto el diálogo.
Trump respondió con amenazas de un arancel del 200 % al vino y bebidas alcohólicas, luego que la UE incluyera al whisky estadounidense en su lista de represalias. En abril, el conflicto se agravó con un arancel generalizado del 10 % a productos europeos y del 25 % a vehículos.
El 4 de junio, Trump incrementó aún más la presión al elevar al 50 % el arancel al acero y aluminio europeos. Posteriormente, otorgó una tregua comercial de 90 días, que debía vencer el 9 de julio, pero fue extendida hasta el 1 de agosto para continuar las negociaciones.
Durante ese periodo, la Comisión Europea propuso un acuerdo de “tarifas cero” a bienes industriales, mientras Estados Unidos exigía concesiones en normativas medioambientales y fiscales de la UE, así como eliminación del IVAa productos importados.
La amenaza del 30 % y un arsenal de represalias
Aunque los diálogos avanzan, Trump envió el 14 de julio una carta a Von der Leyen advirtiendo sobre un arancel del 30 % a todas las importaciones europeas si no se alcanza un pacto antes del 1 de agosto.Mientras tanto, la UE mantiene preparado un paquete de contramedidas valorado en $101,700 millones, que aplicará de forma escalonada a partir del 7 de agosto si no se logra un acuerdo comercial.
El reciente acuerdo arancelario entre Estados Unidos y Japón, firmado el 23 de julio con una tasa del 15 %, ha alimentado las esperanzas europeas de cerrar un pacto similar.
La guerra comercial se remonta al primer mandato de Trump, cuando en 2018 impuso aranceles al acero y aluminio por valor de $7,000 millones. La UE respondió con aranceles a productos estadounidenses por $3,100 millones.
En julio de ese año, un encuentro entre Trump y Jean-Claude Juncker, entonces presidente de la Comisión Europea, permitió una tregua comercial. A cambio, Bruselas aumentó sus compras de soya y gas licuado estadounidenses.
Durante la presidencia de Joe Biden, ambas partes acordaron en 2022 suspender las represalias hasta el 31 de diciembre de 2023. Estados Unidos implementó un sistema de cuotas arancelarias por volumen, manteniendo aranceles sobre las importaciones que superaran los niveles históricos.
En diciembre de 2023, la UE y EE.UU. extendieron ese pacto provisional hasta el 31 de marzo de 2025, a la espera de una solución definitiva.