Más de 2,000 privados de libertad del Centro Industrial de Cumplimiento de Penas y Rehabilitación de Santa Ana dedican sus jornadas a la fabricación de mobiliario escolar, elaborando diariamente cerca de 2,000 pupitres como parte del Plan Cero Ocio, una estrategia que impulsa el trabajo productivo y la reinserción social a través de la formación en oficios.



En el área de soldadura, el constante sonido del metal siendo cortado, moldeado, soldado y embalsamado marca el ritmo del trabajo para los reos, quienes en sus estaciones de trabajo transforman barras de hierro en estructuras firmes que darán forma a pupitres, escritorios, columpios y juegos de mesa sensoriales.





Gabriel Sánchez, encargado de mecánica industrial del área explicó que cada pieza se fabrica con precisión para abastecer a los centros educativos de todos los niveles, desde parvularia hasta bachillerato.

"Lo que son mesas, sillas, escritorios y todo lo referente a la renovación de las escuelas, también como lo que se va a implementar en las cocinas, mobiliario para cafeteras y todo lo referente a hacer algo", indicó Sánchez al destacar la variedad de elementos que se producen.

El mobiliario pretende ser utilizado para equipar las nuevas instalaciones educativas que se reconstruyen a nivel nacional, como parte del proyecto "Dos escuelas por día", que lanzó el pasado jueves el presidente Nayib Bukele, que busca renovar la infraestructura escolar.

Para esta tarea, al menos 2,000 reos están asignados exclusivamente para la fabricación del mobiliario educativo, según se informó a Diario El Mundo durante la visita al Centro Industrial de Santa Ana.



Parte del mobiliario escolar elaborado por los reos del plan Cero Ocio en el penal de Santa Ana./Francisco Valle

Confección

Paralelamente, en el área de textiles, alrededor de 2,050 privados de libertad trabajan en la confección de los uniformes que usarán las personas que participarán en las obras de reconstrucción de las escuelas del proyecto "Dos escuelas por día".

En mesas organizadas por equipos de 24 personas y bajo la supervisión de 200 encargados, se producen diariamente 2,000 kits que incluyen dos pantalones, dos camisas, dos boxers, una sábana y una mochila transparente. "Ellos están encargados de que cada prenda vaya en excelente calidad".

Las áreas de trabajo abarcan corte, confección, planchado, serigrafía y doblado, y operan bajo un sistema de empaque, detalló Miguel Medrano, uno de los coordinadores del área textil.

Medrano reveló que a su debido tiempo también se encarguen de la confección de los uniformes escolares.

El privado de libertad señaló que las personas que participan en los talleres al interior del centro penitenciario deben tener voluntad de superación. Medrano expresó que sueña con poder dedicarse a la confección de ropa cuando cumpla su sentencia.

"Estamos muy agradecidos con la oportunidad que nos brinda el Gobierno y poder retribuir con un poco de trabajo el daño que un día le causamos a la sociedad. Es una oportunidad bastante grande y espero algún día, si se me da la oportunidad hasta poder poner mi propio taller en vida libre", dijo Medrano.

El Plan Cero Ocio es una política que involucra a la población penitenciaria de El Salvador y que pretende promover el trabajo productivo al interior de las cárceles con el fin de apoyar en la reinserción social de los privados de libertad.

"El Gobierno ha dado la oportunidad de poder hacer todo desde cero, hacer todas las cosas de una forma nueva, hacer todas las cosas e ir mejorando, todo lo que había antes" expresó Sánchez.



Reos del plan Cero Ocio en el penal de Santa Ana en labores de confección de uniformes./Francisco Valle

El privado de libertad destacó que en el centro penitenciario ha aprendido diferentes labores como la mecánica, vocación que espera desempeñar cuando finalice su pena. "Yo no podía hacer lo que puedo hacer hoy como mecánica y en el transcurso del tiempo tratar de esforzarme y superarme y saber que si puedo desempeñar ese trabajo acá también lo puedo hacer cuando esté fuera".

El Centro Industrial de Santa Ana registra un aproximado de 8,500 privados de libertad cuenta con una amplia variedad de talleres, entre ellos textilería, pintura industrial y artística, metalurgía, carpintería, tapicería y arte en barro e hilo.

Así como áreas dedicadas a la ganadería, producción agrícola e incluso crianza de tilapia. En cada uno de estos espacios, los privados de libertad desarrollan oficios que fortalecen sus habilidades y promueven su reinserción social.



Un reo hace labores de soldadura en la armazón metálica de un pupitre en el penal de Santa Ana./Francisco Valle.