El 4 de octubre de 2025 quedará grabado en la memoria de miles de salvadoreños y fanáticos de toda la región: Guns N’ Roses estremeció el Estadio Mágico González con un espectáculo que rozó la perfección.
Desde las primeras horas, los alrededores del renovado recinto lucían abarrotados por un mar de camisetas negras, bandas en la cabeza y la energía inconfundible de los que sabían que estaban a punto de vivir una velada irrepetible. El estadio, en condiciones de primer nivel, se convirtió en la catedral del rock, acogiendo a un público que no solo llegó de todo El Salvador, sino también de países vecinos como Guatemala, confirmando la magnitud del evento.

El sonido impecable fue uno de los grandes protagonistas de la noche: cada riff, cada golpe de batería y cada grito de Axl Rose retumbó con fuerza cristalina, haciendo vibrar hasta el último rincón del estadio.
El viaje musical comenzó con la icónica “Welcome to the Jungle”, que desató la euforia colectiva y marcó el inicio de un show explosivo. Le siguieron clásicos como “Mr. Brownstone”, la poderosa “Chinese Democracy” y la intensidad de “It’s So Easy”, confirmando que la banda estaba lista para entregar una maratón de himnos.
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El público coreó a una sola voz canciones como “Live and Let Die” (cover de Wings), la inmortal “Knockin’ on Heaven’s Door” de Bob Dylan y la entrañable “Don’t Cry”, que provocó lágrimas entre los más nostálgicos. Momentos de virtuosismo llegaron con “Estranged”, “Civil War” —con un guiño a Jimi Hendrix— y el solo demoledor de Slash, que se convirtió en uno de los picos más altos de la noche.

Cuando sonaron los acordes de “Sweet Child o’ Mine”, el Estadio Mágico González rugió como nunca, con miles de voces elevándose al unísono. La épica se multiplicó con la magistral interpretación de “November Rain”, bajo un cielo nublado que parecía acompañar la magia del momento.
El cierre fue apoteósico: “Nightrain” preparó la recta final, pero fue con “Paradise City” que la banda se despidió en medio de explosiones de energía, luces y un público que no quería que la noche terminara.

En total, fueron más de 25 canciones que recorrieron décadas de historia del rock, en un espectáculo que reafirmó por qué Guns N’ Roses es una de las bandas más grandes de todos los tiempos.

El 4 de octubre de 2025 no fue solo un concierto: fue una noche que unió generaciones, que llenó de orgullo al público salvadoreño y que quedará en la historia como la noche en que Guns N’ Roses conquistó El Salvador.