El senador, un republicano tradicionalista, derrotó en una votación secreta a Rick Scott, el candidato respaldado por el entorno de Trump y el multimillonario Elon Musk.
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Líder de los republicanos desde 2007, este conocedor de los entresijos del poder estuvo al frente de la lucha contra las políticas de la administración del presidente demócrata Barack Obama (2009-2017) y apoyó a Trump, que llegó al poder en enero de 2017.
En los últimos años, Mitch McConnell también se había distinguido como uno de los mayores defensores de la ayuda estadounidense a Kiev, viéndose obligado a lidiar con un partido que, a instancias de Donald Trump, defendía posiciones cada vez más aislacionistas.
John Thune también apoyó los gigantescos paquetes desembolsados para Ucrania pero no precisó si lo seguirá haciendo en el mandato de Trump.
Durante años McConnell reivindicó el apodo de "sepulturero" que se ganó con su afán de enterrar las esperanzas de sus adversarios demócratas.
En la cámara alta del Congreso se esforzó en promover una agenda conservadora, como el nombramiento de magistrados de la Corte Suprema que anularon la protección constitucional del aborto en 2022.
Siempre ha cultivado una imagen austera, con trajes que parecen salidos de un guardarropa de los años 1970.
Durante la presidencia del demócrata Joe Biden, a quien conoce bien por haber trabajado con él durante años en el Senado, contribuyó a la aprobación de varios proyectos de ley apoyados por ambos partidos.
En marzo, el senador tuvo que ser hospitalizado como consecuencia de una caída durante una cena que le dejó conmoción cerebral, una costilla rota y casi seis semanas de baja laboral.
Esta caída avivó las críticas al envejecimiento de la clase política estadounidense, a veces calificada de gerontocracia, pero Mitch McConnell se negó categóricamente a dimitir.