Por segundo año consecutivo, los flujos migratorios alcanzaron niveles récord, "pero no están fuera de control", según un informe publicado el jueves por la OCDE, que registró 6.5 millones de nuevos migrantes permanentes en sus países integrantes en 2023.
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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también indicó que en 2023 se registraron "niveles de empleo históricamente elevados" de los migrantes, a 71.8 %.
En 2023, los 38 países de la organización registraron 6.5 millones de nuevos migrantes "permanentes" (que incluyen a las personas con permiso de residencia y ciudadanos europeos), o sea un aumento de 10 % frente a los 6.1 millones de 2022.
Estados Unidos, cuyo presidente electo Donald Trump prometió expulsiones masivas, sigue siendo el primer país de destino con 1.2 millones de nuevos residentes permanentes legales, su nivel más alto desde 2006.
Alrededor de un tercio de los países miembros de la organización registraron niveles récord de migración el año pasado, especialmente el Reino Unido, Canadá, Francia, Japón y Suiza.
La migración se redujo en cambio en otro tercio de los países, como en Dinamarca, Estonia, Israel, Italia, Lituania o Nueva Zelanda.
Gran parte del aumento se debe a la migración familiar (+16 %), pero los refugiados humanitarios también se incrementan (+20 %), según la organización.
Récord de solicitudes de asilo
El número de nuevos solicitantes de asilo en los países de la OCDE también batió récords, con 2.7 millones de nuevos pedidos registrados en 2023 (+30 %).
Este incremento estuvo liderado por Estados Unidos, que tuvo más de un millón de solicitudes de asilo, superando por primera vez a los países europeos de la OCDE contabilizados juntos.
La mayoría de demandas presentadas en Estados Unidos provienen de ciudadanos venezolanos (185,000, un 34 % más que el año anterior), seguidos de colombianos (128,000, cuyo número se triplicó), y cubanos, cuyas solicitudes cayeron 37 % pese a haber llegado a niveles récord en 2022 en décadas. En cuarto lugar se sitúan los nicaragüenses con 91,000 pedidos de asilo, un 174 % más en 2023.
Esta multiplicación del número de solicitudes registradas estos últimos años han conllevado, en algunos casos, la creación de procedimientos excepcionales humanitarios para determinadas nacionalidades, como los cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos en Estados Unidos.
España es el tercer país de destino para los solicitantes de asilo en el seno de la OCDE, y el segundo europeo, por detrás de Alemania, con 160,000 nuevas solicitudes, o sea un aumento de 38 % respecto a 2022. Este incremento se debe principalmente a los pedidos de venezolanos (60,000, +33 % en comparación al 2022), colombianos (53,000, +49 %) y peruanos (14,000, +61 %).
México se situó en el sexto lugar, con un fuerte incremento de las solicitudes de asilo por parte de haitianos (44.000, +158%) y hondureños (42.000, +35%).
Necesidad de mano de obra
Las migraciones por trabajo permanecieron estables. Pero según el estudio de la OCDE, "la inserción de los inmigrantes en el mercado del trabajo continúa alcanzando niveles jamás registrados".
"La tendencia al alza pospandémica del empleo de los inmigrantes prosiguió en 2023, y la OCDE registró de manera global niveles de empleo históricamente elevados y bajos niveles de desempleo, a 71.8 % y 7.3 %, respectivamente", agregó la organización.
Diez países, entre ellos Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos, así como el conjunto de los 27 miembros de la UE, tuvieron "las tasas de empleo de inmigrantes más elevadas jamás registradas".
"La fuerte demanda de mano de obra ha sido uno de los factores clave de la migración en los dos últimos años", declaró Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales en la OCDE, citado en el informe.
"Muchos países de la OCDE se enfrentan a una escasez generalizada de mano de obra y a cambios demográficos inminentes y, en este contexto, el número creciente de inmigrantes por motivos laborales ha contribuido a un crecimiento económico sostenido", agregó.
La OCDE apunta en su estudio que estos "flujos importantes han suscitado una preocupación generalizada" y han implicado una fuerte demanda de infraestructuras de acogida.
Esta gestión de los flujos migratorios "exige cada vez más un equilibrio delicado".
"La experiencia de los países de la OCDE muestra que estos flujos elevados pueden estar bien gestionados con políticas apropiadas", apostilló Scarpetta.